Tres triples y las buenas sensaciones aderezan el regreso a la Liga ACB del amarillo más ovacionado
B.P.
Sólo Kyle Kuric podría explicar con exactitud cuál es la sensación que un jugador puede tener al ver cómo su remontada personal llega a su fin, cómo hacía cumbre al ver caer una de sus bombas en el aro del Valencia Basket. El estadounidense regresó este domingo casi contra pronóstico, apenas unos días después de Aíto le considerase apto para entrar en el grupo y con falta de ritmo de competición. Pero Kyle, en una semana especialmente dura por el golpe moral de haber perdido el pase a la final de la Eurocup, salió a pista y apenas unos segundos después puso su sello con uno de los característicos triples a los que tiene acostumbrados a los aficionados del Gran Canaria.
Las ovaciones más emotivas de la tarde fueron para él. Jugó tres tramos de partido contra el Valencia, en el primer, segundo y tercer cuarto, para demostrar en ellos que no su punto de mira está bien calibrado (3 triples de cuatro intentos), con un total de 9 puntos en casi 12 minutos. Ese es sólo un comienzo.
Su presencia hizo casi que no tuvieran importancia los restantes sucesos del encuentro disputado este domingo frente al Valencia Basket. "Estaba contento por salir a jugar y por tener otra vez las sensaciones, volver a tocar el balón después de tanto tiempo" confesó al culminar el partido que su equipo cedió ante los de Pedro Martínez.
El regreso de Kuric es magnífico tanto para él como para el Gran Canaria. Ha resuelto incógnitas, si las había, porque falto de ritmo y de competición demostró que su ausencia puede quedar en un paréntesis y un recuerdo. La gran batalla personal lo ha ganado. Su ejemplo es un testigo que el propio equipo necesita recoger. Tras un golpe en la vida, hay que ponerse en pie y dejar claro que "el miedo no es una opción", como él mismo dijo en su día al hablar del proceso de su recuperación.
Kyle está y tiene ganas de más.