Manuel Borrego

Explicaba Valerón al terminar el encuentro de Riazor que los nervios pudieron con él. Estuvo errático en el partido durante los 20 minutos disfrutados ante la afición que más le ha aplaudido y que, quizá, pudo despedirle este lunes. Perdió balones, hizo mal varios controles de su juguete preferido y no llegó a ubicarse como en él es costumbre. Más de 20.000 personas fueron al estadio coruñés con la esperanza de verle otra vez. Ese mago sólo estaba en presencia, porque en el campo de juego hubo otro.

Y también, como el Flaco, es canario y tuvo pasado en el Deportivo. Momo Figueroa fue el hombre de un partido que no se rompía. Lo fue, porque para Las Palmas hizo lo que Valerón tantas tardes ha realizado en los distintos equipos y selecciones que ha defendido. Entre la multitud, el zurdo Figueroa dio un recital, encontrando huecos en la doble muralla gallega.

En esta victoria en La Coruña su firma no aparece en los goles, pero sí en el reconocimiento. Hasta en cuatro oportunidades sus servicios dejaron en solitario a compañeros frente al portero Manu Fernández. Momo escogió muchos lugares del campo de juego para aparecer. Trató con mimo el balón y lo distribuyó con un exquisito criterio, especialmente cuando buscó la profundidad tras la retaguardia herculina.

El partido estaba especialmente complicado porque el Deportivo volvió a escoger el repliegue para bloquear a Las Palmas. Logró contagiar a varios amarillos, que quedaron intoxicados en la primera parte por el fútbol de toque horizontal. Pero en el caso de Momo, no fue así. Nili y Araujo ya pudieron marcar con sus servicios en la primera parte. Y en la segunda, por fin, el acierto en la delantera con los pases de Figueroa hizo tambalear al Deportivo.

Momo está en un gran momento de forma, incuestionable sin duda y propicio para sentarse a negociar su renovación. En la segunda vuelta ha mostrado al gran futbolista que lleva dentro, el que disfrutó el Xerez en una experiencia de ascenso a Primera División. Y está haciendo buena otra parte de la teoría de Quique Setién sobre su modelo de juego. "Las Palmas tiene tan buenos jugadores que, aplicando esta forma de jugar, ellos tienen rapidez mental suficiente para por sí solos encontrar los espacios que les niegan los rivales". El técnico, una vez más, hizo diana. Y ahí se explica el agradecimiento público al consejo de administración por darle la oportunidad de dirigirles. Esa alfombra no tiene excusas para no prolongarse en 2016-17.