Una deuda con la Seguridad Social dejará a más de 500 nadadores en la calle casi medio siglo después del nacimiento del club
B.P.
Cuando en 1967 se daba el pistoletazo de salida al CN Ciudad Alta, la natación en Gran Canaria y en Canarias descubría un semillero importante para este deporte. El club ha ido creciendo a lo largo de los años y ahora, cerca de cumplirse sus bodas de oro, su llama se apaga hasta la amenaza de la "extinción", nos comentan en su sede con voz lacónica.
"Ya no nos quedan fuerzas", nos comenta uno de sus directivos, mientras mira con pena el mural de Michael Phelps en uno de los fondos de la instalación. Por aquí han pasado muchísimos nadadores, algunos de ellos llegaron a ser campeones de España en diferentes categorías. Sin embargo, después de doce años condenados a vivir sin subvenciones por una deuda generada con la Seguridad Social por los gestores anteriores, la presión fiscal les ahoga. Nos comentan que el ayuntamiento es el responsable subsidiario, pero "no queremos cargarle con toda el peso".
El club necesita unos 28.000 euros para salvar los próximos diez años de existencia. De lo contrario, anuncian que cerrarán las puertas porque así es imposible y no queremos perjudicar al municipio con una deuda que asciende a más de 150.000 euros con la SS.
En el Ciudad Alta se entrenan en la actualidad un total de quinientos deportistas de todos los niveles y edades. Al menos el 30% de ellos lo hace con carencias económicas importantes, pero en la entidad no se les cierra las puertas. Al último Campeonato Regional celebrado en Tenerife, en febrero, ya no pudieron acudir y perdieron la posibilidad de disfrutar de algún títulos de Canarias porque ni siquiera los padres pueden hacer frente a los gastos que estas competiciones ocasionan.
"No podemos dejar a nadie en la calle", comentan. Y por eso no cierran las puertas mientras reclaman algo de ayuda institucional. Por el momento, todo parece ser buenas intenciones, pero llevan mucho tiempo corriendo tras la liebre a la que no dan alcance y las fuerzas van cayendo al fondo de una piscina que ahora mismo mantiene a flote los sueños, pero que, si nada lo remedia, acabará por ahogarlos.