Carlos Morales, toda una vida unido al Maninidra, alzó el trofeo de Primera que baña el 70 aniversario del club. Analiza la final y descubre los valores que impulsaron al puntal Añaterve
M.B.
El septuagenario CL Maninidra hizo buena la teoría. Una gran victoria tiene su génesis tras una dura derrota. Eso lo apreciaron sus bregadores antes de enfrentarse al Unión Gáldar este viernes en la batalla final por el título de Copa de 2016. "Añaterve tenía unas ofertas impresionantes. Sin embargo, él ya nos anunció el año pasado que no se iba de Maninidra sin conquistar un título al menos. Estaba picado tras perder la lucha corrida con el Castro Morales (2015). Dijo que quería compensar a la afición y al club por la manera que lo ha arropado. Y lo ha cumplido. Sabíamos que ésto iba a ocurrir".
Quien cuenta estos detalles a los lectores de Tinta Amarilla es el luchador del club de Ingenio, Carlos Morales (17 de junio de 1989), que este pasado viernes en Agüimes pudo al fin levantar un trofeo de campeón de Primera como capitán del Maninidra. Morales es el único miembro de la plantilla que ha enlazado los trofeos ganados en 2012 -ambas, finales ganadas al Adargoma- con la de Primera en 2016. En el club, además de los eternos directivos que han asumido esta etapa, también se mantiene Quillo Pérez, entonces mandador y ahora vicepresidente de la entidad. Y curiosamente el destino ha querido que Pedro Tejera, entonces vicepresidente de la Federación y la persona que le entregó la Copa de campeón, sea hoy su mandador en Los Molinillos.
Morales es un líder de grupo fiel a un club, en tiempos de abundante tránsito de luchadores que no tienen apenas reparos en cambiar de escudo, de isla y de provincia. Ingresó con 12 años en la arena del vernáculo deporte y, desde entonces, su rol en el equipo ha ido creciendo hasta llevar galones de capitán. "Esta era la tercera vez que alzaba una Copa de campeón. Me ha hecho ilusión, muchísima, por lo que significaba para el equipo y para el club. Pero he de admitir que las otras dos anteriores fueron también muy emotivas. No sólo por la calidad de las finales frente al Adargoma, sino porque era puntal Agustín González Pollo de la Candelaria y su actuación motivó a todo el equipo".
La efeméride deseada
Carlos considera que "ni soñado se habrían programado unos acontecimientos tan estimulantes para el setenta aniversario de la fundación del club". El aroma previo a la final delataba que los actos conmemorativos de tan singular efemérides había calado profundamente en el entorno de Maninidra. "Lo notamos en la presentación de los luchadores. Gáldar llevó gente a la grada. Pero cuando nombraron por megafonía a los luchadores de Ingenio, nuestra afición se hizo notar. El campo se venía abajo. Nos hizo saber que tenía ganas de título".
Las señales previas de una final
Morales, ya vestido con ropa de brega en Agüimes, analizó el escenario. Se fijó en las caras de los rivales y también se percató en la de su puntal. "Le dije a Javier Guedes antes de empezar, mientras realizábamos el calentamiento, que no se nos iba a escapar la final. El Gáldar tiene mucho ganado antes de las luchas. Los gestos que realizan, su convencimiento, se deja entrever. Sin embargo, esta vez no observé tantas expresiones en Gomerito y Afonso. Y Añaterve, a diferencia de la final con el Castro Morales, se le veía muy concentrado. Llevaba en la cara el convencimiento de su victoria. Con la mirada les decía que iba a ganar ‘sí o sí'. Estoy seguro de que esa noche, si salen cuatro veces los puntales rivales, Abreu les habría ganado cuatro veces. Era su noche".
Siente además que ambos equipos han dado un gran espectáculo que corrió paralelo a las emociones de las respectivas aficiones. "Ha sido una gran final, como están siendo las últimas en la isla. Se quedó pequeño el terrero. Hubo gente que no pudo acceder porque se llenó por completo. Me llamó antes de empezar mi compañero Angel Lozano para decirme que no podía entrar. Y además, el comportamiento fue notable. El Gáldar llegó a esa final por méritos propios y puso las cosas muy difíciles. No tenemos otra que felicitarles porque habría sido también un digno campeón".
Las finales merecen algo mejor
Entiende Morales que ha llegado el momento de dar el salto a la lucha canaria. "Creo que sí, que merece la pena llevar estas finales a otro tipo de escenarios (el Cabildo ha invitado a la Federación Insular a que se organicen en el Gran Canaria Arena). Debe hacerse por capacidad y por seguridad. Yo estuve en la final anterior y no se podía ni respirar en las gradas. Para los luchadores sería también una motivación más el hacerlo en otro tipo de recintos donde pueda acudir más gente. Las finales están siendo muy atractivas para el público. A nivel de espectáculo no se puede pedir más actualmente a nuestro deporte".
Podría no ser la única vez esta temporada que Morales tiene el honor de representar a sus compañeros en el reparto de condecoraciones de un torneo. Maninidra está inmerso en la lucha corrida, con opciones para inscribirse en el palmarés. Sin embargo, sus luchadores están preparados para cualquier desenlace. "El año pasado perdimos la final con el Castro e hicimos lo mismo que ahora que la ganamos al Gáldar. Estuvimos en el Bar de Rivero hasta la cinco de la mañana, celebrándolo. El ambiente en el equipo es magnífico porque el resultado no nos divide. Nos hizo fuertes saber perder, como ahora también el ganar". Y en todas esas aguas, un mismo capitán dando ejemplo.