Vinieron para verle. Se fotografiaron primero ante una imagen del Flaco, en el club. Y, al fin, Oscar y su esposa Ada le conocieron en persona. No saben mucho de fútbol pero sí de Valerón. Podrán regresar a Texas para mostrar a la familia que un día estuvieron al lado de una leyenda, que les atendió con la eterna sonrisa. Ada, además, tenía otra especial ilusión con Pío-Pío, la mascota. Y, acostumbrados a otro tipo de marketing, pregunta: "¿Por qué Las Palmas no lo comercializa con un peluche?. Me habría encantado llevar uno para tenerlo en casa". De momento, sólo en fotos.
Como si fuera un trofeo
07/08/2016
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