El ojo del cuarto árbitro, claro está. Marco Livaja fue objeto de este agarrón del sevillista Mariano, por el cuello, acompañado de un empujón. El croata pareció soltar el brazo por el camino pero Martínez Munuera no estaba por la labor, ni su cuarto colegiado. Todo el estadio vio cómo zarandeaban al croata de la UD Las Palmas, que al ritmo de tarjetas que lleva (una por partido) va camino de perderse la sexta fecha del campeonato, frente al Real Madrid. Pero Munuera ni vio lo que le hicieron ni se preocupó en saber ... quizá porque los que protestaban eran amarillos. Menos mal que contra el Málaga habrá un cuarto árbitro que se fija en todo: el tinerfeño Pérez Peraza. Aquel de los tres expulsados amarillos que se percató de todo menos del golpe que el entrenador de porteros del Zaragoza le dio a Angel López a un metro de su posición. En estas cosas, Las Palmas es un club desafortunado: siempre pierde.