La contracrónica
B.Pérez
Al propio Gran Canaria le pasó esta temporada en la fecha inaugural de la Liga: El Iberostar Tenerife le recibió en el Gran Canaria con un pasillo, para brindar con el equipo vecino por su Supercopa española, apenas unos días después de haberla conquistado de forma brillante.
El tiempo ha querido que ahora el Gran Canaria le hiciera el hueco al Real Madrid antes de envenenarle en un encuentro brillante, de altísimo nivel técnico y táctico, del que se adueñó por completo de principio a fin. Incluso, supo administrar sus nervios cuando hubo de asimilar algunas decisiones tradicionalmente extrañas ante rivales de la entidad como el Tiburón Blanco.
Pero el Gran Canaria fue un equipo muy entero para lograr su sexta victoria a domicilio sobre el Real Madrid. Seis; ahí es nada. Y como ocurriera en 2003-04, fue un encuentro plagado de triples para los amarillos: 12, como entonces, para responder a la osadía de Llull (cinco él solito) para un total de 11 del Real Madrid. Por ahí estuvo una de las claves, especialmente cuando el equipo de Pablo Laso despertó en el tercer cuarto y recortó la distancia hasta colocarse tras el cogote de los isleño.
La victoria está enredada en la ironía. El triunfo del Gran Canaria, tras la reverencia al Madrid, hace líder al Tenerife, que alcanza la recta final de su brillante con todos los honores.
El Gran Canaria fue otra vez en Madrid el equipo de ensueño que siempre se espera. Justo a tiempo, antes de viajar a Jerusalén para la ida de los cuartos de final de la Eurocup. Gran triunfo, prometedor panorama.