Benito Morales revive la fundación de Las Palmas Atlético en 1977, siendo él profesional del transporte y jugador veterano de una plantilla en la que "viví los años más felices de mi etapa deportiva"
Manuel Borrego
Benito Morales (14 de junio de 1962) fue un caso singular en aquella primera plantilla filial de la UD Las Palmas que hace 40 años salió a competir a nivel nacional, tras su fundación en el verano de 1977. El laborioso y rubio centrocampista entonces tenía 25 años, era el más veterano a las órdenes de José Manuel León, pero también el más entusiasta. "Fui un ejemplo para mis compañeros", recuerda sobre aquella época para los lectores de Tinta Amarilla. "Trabajaba 8 horas diarias antes de entrenar fútbol. Me mataba a correr. Y así, con esas ganas, ninguno podía ofrecer una excusa para hacer lo mismo".
Benito había sido uno de los grandes valores del Real Artesano. Junto a Pepe Juan Suárez tuvo una etapa en los filiales del FC Barcelona, para luego volver a la isla, alistarse de nuevo con el Artesano y participar más tarde con el Aficionado de la UD Las Palmas del ascenso a Tercera División, con Antonio Collar (1977). Y como miembro importante fue reclutado en la primera plantilla de Las Palmas Atlético, para emprender ruta con José Manuel León.
Sus compañeros, menores en edad, estimaban su esfuerzo. Benito apenas ganaba 12.000 pesetas (72 euros) como jugador de filiales. Tenía una ficha adicional para toda la temporada de 25.000 pesetas más (160 euros). Y el resto del salario se lo ganaba en la carretera. "Durante toda mi estancia como jugador de filiales trabajaba a la vez para una empresa de reparto de carne. Tenía que llevar una furgoneta y debía de repartir la mercancía por restaurantes y comercios de la ciudad. Incluso tenía que ir al Sur a distribuir el producto".
Ese horario laboral le ocupaba la mayor parte del día antes de calzarse las botas de tacos. Pero aún le daba tiempo para ayudar a sus jóvenes compañeros. "Manolo López recordaba en Tinta Amarilla mi paso por Arucas para recogerle. Pero no era el único. Ya no recuerdo a cuánta gente transportaba en el vehículo. Aún hoy muchos me lo recuerdan. A veces paraba en el Cine Cairasco para recoger a un grupo de jugadores y llevarles hasta Barranco Seco. El fútbol me apasionaba. Vivía para él. No me sentía cansado. En cada entrenamiento daba el máximo. Y mis compañeros también lo hacían".
Mis años más felices
Así que, como empleado de transporte y amateur del balompié, "viví los años más felices de mi vida deportiva en Las Palmas Atlético. Lo hacíamos por deporte. Hicimos un equipazo con la base del Aficionado y los refuerzos que vinieron. Había un ambientazo en los entrenamientos. José Manuel León tenía mucha confianza en mí. Me decía: "Benito, ayúdame a gobernar este ganado". La gente estaba muy involucrada, pero no había disputas".
Y Benito también era medalla de oro a la paciencia y a la tolerancia. "Algunos de mis compañeros, más jóvenes, debutaron antes en la UD Las Palmas. Pero todo aquello no me desanimaba, porque era feliz jugando al fútbol. Cada domingo, León contaba conmigo y mi trabajo se reflejaba en el terreno de juego".
Trabajar y entrenar le obligaba a tantos esfuerzos extras que a veces le desbordaban. "Con Las Palmas Atlético había que viajar. Mi jefe en la empresa era un hombre que entendía mi problema. Y permitió que en algunas ocasiones mi hermano me supliera en el puesto cuando tenía que viajar un sábado con el equipo. No podía permitir el renunciar a una parte de mi salario. Me ayudaron mucho para poder seguir.
Por fin el debut
Con 28 años de edad, dos meses y 22 días, el 7 de septiembre de 1980 por fin Benito debutaba en la Primera División. Ocurrió en Pamplona, ante Osasuna (1-0). "Dos días antes de ese debut no era jugador de la UD Las Palmas. Cuando me convocaron para el viaje (Antonio Ruiz), entonces fue el momento en el que el club me hizo contrato y ficha profesional. Nunca me desanimé. Estuve siete temporadas jugando al fútbol con la Unión Deportiva. Empezó en Primera y dejó al equipo también en Primera, en 1987.
"En alguna ocasión anterior a ese día en El Sadar pude haber debutado. Pero siempre escuchaba que por edad no lo podía hacer, porque obligaba al club a quedarme como profesional. De cualquier forma, luché toda mi vida para llegar al primer equipo. Y no olvido que también se lo debo a los jugadores de aquel filial que se formó hace 40 años. Nadie podía relajarse ni estar a la altura del compañero: la buena competitividad de todos nos hizo mejores".