Episodio 6
El goleador José Juan (a las puertas de su insignia de oro y brillantes) valora aquella época en la que la UD brilló y se convirtió "en el mejor equipo de Las Palmas de todos los tiempos"
Manuel Borrego
En el contexto de los 50 años de la época dorada de la UD Las Palmas, llega el homenaje de la entidad amarilla a dos de sus futbolistas más relevantes, venidos de la escuela blanquiazul: el centrocampista Justo Gilberto (qepd) y el delantero José Juan Gutiérrez (Santa Cruz de Tenerife, 12 de mayo de 1941).
Había llegado José Juan en la temporada 1966-67 para reforzar al equipo amarillo, después de dejar una profunda huella en el club de origen participando con sus goles en el primer ascenso a Primera (1961) y en el debut en la máxima categoría (1962).
Pero el ariete de entonces caló rápido en el esquema de la UD Las Palmas y sembró de goles, especialmente en sus dos primeros años, las porterías adversarias. "Pasado este tiempo, lo que más me enorgullece es que todavía hoy me recuerdan y me quieren en Gran Canaria", relata lleno de emociones a los lectores de Tinta Amarilla. "Desde que la Unión Deportiva dio la noticia de la entrega de la insignia de oro y brillantes, mi teléfono no para. Recibo mensajes de muchísimos amigos de Gran Canaria y de Tenerife, de compañeros, periodistas de la época, ... mucha gente. No tengo palabras de agradecimiento. Llego a Las Palmas, me monto en un taxi y el conductor me dice: Oiga, usted marcó muchos goles para Las Palmas. Eso no tiene precio".
Esas tardes de gloria en amarillo las vivió José Juan en un entorno familiar. Así lo recuerda. "Las Palmas en aquel momento era un equipazo. Hicimos muchas cosas. Pero todo pasaba porque realmente el equipo era un grupo de amigos, de hermanos; el equipo era una familia de verdad, un grupo solidario que trascendía más allá del fútbol".
José Juan subraya que "formamos el mejor equipo canario de todos los tiempos, el mejor equipo de la Unión Deportiva. Fuimos segundos y terceros en la Liga y eso no lo ha repetido o mejorado nadie".
La palabra de Luis Molowny
En todo ese entramado, la figura de Luis Molowny era la piedra angular. "Nunca hubo un problema. El grupo estaba unido a todos los niveles. Y la influencia sobre nosotros de Molowny resultaba determinante. Luis hablaba a cada jugador como si fuera nuestro padre. Siempre tenía las palabras exactas que pronunciar y el mejor consejo que proporcionarnos. Y, a nivel futbolístico, era un entrenador fenomenal. Iba directamente a rescatar la confianza del futbolista. No nos agobiaba con tácticas o charlas sobre el rival. Simplemente nos pedía a cada uno que hiciéramos lo que sabíamos hacer. ¡Salgan a divertirse!, expresaba. El futbolista se sentía liberado y lo daba todo".
La Unión Deportiva de esa etapa estaba integrada por los porteros vascos, los futbolistas de cantera de Gran Canaria y también los venidos del CD Tenerife. "Todos nos sentíamos el equipo de Canarias", valora José Juan. "Los tinerfeños estábamos identificados con los demás. Todos en el vestuarios éramos canarios, unidos por el mismo escudo. No me gusta olvidarme de jugadores y compañeros, pero era una gozada jugar junto a Tonono, Germán, Guedes, Gilberto, León, Martín, ... Hicimos un equipo que se conocía de carrerilla en toda España. Y todavía hoy muchos aficionados de la época lo recuerdan desde el portero al delantero. Nuestro fútbol llenó de orgullo a muchos canarios".
Gilberto II, nuestro pulmón
José Juan llegó un año antes que Gilberto II a la UD Las Palmas, después de haber defendido la camiseta del CD Tenerife. Fue casi como un embajador. Pero, pasado el tiempo, le sigue recordando como "un hermano. Estábamos mucho tiempo junto. Él me consultaba muchas cosas. Nuestra relación personal siempre fue más allá del propio deporte. Y futbolísticamente", añade, "estoy hablando de un jugador batallador, que corría por el equipo los 90 minutos. Técnicamente era un jugador muy bueno, pero se sacrificaba por el grupo. Era un caballo, destacaba por su físico en el campo. Marcó también goles importantes. Decían que era algo lento; para nosotros era el pulmón del equipo".
La propia función de José Juan en el grupo estaba centrada en el gol. "A mí me contrataron para marcar goles y así lo hice. Creo que mi labor fue muy apreciada durante aquella época. Estuve cinco temporadas en la UD Las Palmas. Me queda la sensación de que merecimos ser campeones de Liga".
Y eso no ocurrió, a su juicio, porque "el Real Madrid nos ganó 2-1 aquel partido célebre (1967-68) con un gol en fuera de juego. No sé qué habría ocurrido si nosotros hubiésemos logrado alguna sorpresa más. Asustábamos a los grandes clubes y estuvimos muy, muy cerca. Ganar la Liga habría sido increíble".
50 años después, esos retos siguen intactos.