Episodio 10
El 20 de abril de 1968 Las Palmas se jugó su última carta en la Liga en el Bernabéu, cediendo ante un Real Madrid que abarrotó sus gradas y pasillos para conquistar el título de Liga y desactivar la amenaza del equipo grancanario
Manuel Borrego
Si el 19 de abril de 1978 se recordará eternamente por haber sido el día que la UD Las Palmas se estrenó en la lucha final por el título de Copa, diez años antes y en el mismo escenario el equipo amarillo se estaba jugando el título de Liga frente al Real Madrid. Aquel partido se disputaba el 20 de abril de 1968 y queda, en consecuencia, enmarcado en la memoria del Cincuentenario de la mejor etapa de la UD Las Palmas que estamos desarrollando en las columnas de Tinta Amarilla.
La plantilla dirigida por Luis Molowny acabaría tercera en el campeonato, tras Real Madrid (42 puntos) y Barcelona (39). Pero, con 38 puntos, nunca estuvo tan cerca el representativo grancanario del título de la Liga, que pudo haberse decantado en el partido disputado en el Santiago Bernabéu, en la penúltima jornada del campeonato de 30 fechas.
Las Palmas llegaba a ese partido contra el Real Madrid en un gran momento de forma, como una amenaza muy seria para el conjunto de Miguel Muñoz. Durante todo el año había sido una lucha codo con codo, convirtiéndose en el tercer grande de la Liga española. Venía de ganar 0-1 al Athletic en San Mamés, de golear 5-0 al rocoso Pontevedra y 4-1 al Atlético de Madrid en el Estadio Insular.
Todo estaba en el aire aquel 20 de abril, con la UD en segunda posición (36) retando en propio feudo al líder Real Madrid (40). Una victoria canaria en aquel partido tan determinante podría desatar cualquier acontecimiento y, de haberla logrado con los resultados que posteriormente se dieron en la última fecha del campeonato (1-0 derrota blanca en Málaga), Las Palmas habría sido el equipo brillantemente campeón de la temporada 1967-68.
Pero no fue así. El Madrid tiró de oficio en el encuentro y, aunque lo pasó mal -según las crónicas- acabaría venciendo 2-1 con un gol polémico anotado por Pirri, de cabeza. Las imágenes que rescata la memoria de internet no demuestran que el fuera de juego reclamado por los amarillos estuviera justificado (tampoco lo contrario), aunque todo ello queda en el archivo porque el resultado decantó a un campeón al que le puso las cosas muy difíciles su rival insular.
Un rival incómodo
Ese partido, considerado como el final de la Liga, quedará en la historia como el gran momento en que Las Palmas pudo cambiar la jerarquía del fútbol español. Los documentos periodísticos de la época hablan del "mejor equipo que pasó esta temporada por Madrid", del "peligro en los contragolpes" del equipo canario o con la admisión del propio diario ABC de que el equipo canario pudo "haber retrasado la conquista del nuevo título". Aunque este diario, en aquel momento toda una referencia en la época franquista, relata con un exceso verbal que el partido pudo considerarse como "uno de los más fuertes y emotivos de la historia de la Liga, con grandeza de doble signo para hacerlo más apasionante y angustioso: la calidad técnica y la violencia peligrosa. En las dos cosas fue superior Las Palmas".
La Unión Deportiva entonces llenaba estadios. Más de 100.000 personas presenciaron aquel partido disputado en Chamartín (en alguna crónica alcanza la cifra de 125.000), con aforo oficial de entonces cubierto aunque "había un plus por los pasillos y gradas".
En ese ambiente, el Madrid se adelantó con un gol de Velázquez a los 18 minutos, al rematar de cabeza una falta botada por Miguel Pérez. El empate 1-1 fue obra de Paco Castellano, en el minuto 42, al disparar con dureza una falta directa que no pudo repeler Antonio Betancort, el portero internacional isleño. Y el definitivo 2-1 fue obra de Pirri, adelantándose a la defensa para cabecear ante Oregui.
Siempre se habló entre seguidores de la época de la UD Las Palmas del arbitraje de Zariquiegui, que expulsó a Gilberto I. Y el aroma de influencia del colegiado, eternamente asociado a los partidos en Chamartín, quedó marcado en un partido que pudo cambiar la historia.
El Real Madrid alineó a Betancort, González, Zunzunegui, Sanchís, Pirri, Zoco, Miguel Pérez, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento.
Las Palmas lo hizo con Oregui, Aparicio, Tonono, Martín Marrero, Castellano, Guedes, León, Gilberto II, José Juan, Germán y Gilberto I.
Las crónicas también destacan tres importantes intervenciones de Antonio Betancort, que pudieron evitar la debacle blanca. El meta conejero acabó siendo felicitado por sus ex compañeros al acabar el partido.
Luis Molowny, entrenador de Las Palmas en esta etapa de gran brillo colectivo, no restó méritos al rival. "Considero justo el resultado", dijo al terminar el partido. "Pero se ha visto un excelente encuentro, entre dos conjuntos muy peligrosos que han realizado un fútbol bonito".
Al hablar del fuera de juego reclamado en el gol de Pirri, el técnico amarillo no se pronunció porque "desde donde estoy colocado no puedo sinceramente apreciar si hubo orsay o no"
"Para nosotros", puntualizó con perspectiva, "quedar segundos o terceros del campeonato es un resultado extraordinario". dijo.
Su colega Miguel Muñoz, que diez años después sería entrenador de la UD Las Palmas en la final de Copa de 1978, manifestaba también que "Las Palmas es un excelente equipo. No está segundo en la tabla de milagro. Los he visto fuertes, conjuntados y peligrosísimos. Comprendo perfectamente que tuvieran esperanzas de lograr el título".
Cinco décadas han pasado desde entonces del partido en un recinto que, hasta la fecha, jamás ha podido ser asaltado por la UD Las Palmas. Cerca estuvo de su propio Maracanazo en el Bernabéu.