Episodio 11

El Liverpool tiñó de rojo el Insular
29/05/2018

19000 personas llenaron el Estadio el 29 de mayo de 1968 para homenajear a Ernesto Aparicio, el capitán del equipo que había llevado a la UD Las Palmas al tercer puesto y subcampeonato

Manuel Borrego

Había terminado la Liga 1967-68, la del tercer puesto de la UD Las Palmas. Era la campaña en que estuvo más cerca del título de la Primera División. Los amarillos de Luis Molowny venían de jugar la ida de Copa frente al Athletic, en San Mamés, con una dolorosa goleada 6-0. Todo ello en vísperas de un partido esperado por la afición: el mismísimo Liverpool regresaba a Gran Canaria para actuar en el encuentro homenaje a Ernesto Aparicio, que estaba al cierre de su etapa como jugador profesional en el club, iniciada en 1958.

El ambiente previo al encuentro contra los rojos británicos parecía haberse oscurecido tras el suceso copero. Pero en el viaje de regreso en tren, de Bilbao a Madrid, hubo un pacto auspiciado por Juan Guedes. Reunió a sus compañeros y también a los periodistas enviados especiales que cubrieron el partido en La Catedral. "Lo más importante es Aparicio y su homenaje ha de ser un éxito". Pidió que las críticas al equipo se aplazaran tras ese encuentro bañado en amarillo y rojo del 29 de mayo de 1968 y del que ahora se cumple el cincuenta aniversario de aquella celebración.

Un dineral

El legendario Capi Aparicio se emociona al recordar aquellos días en los que la afición de la UD Las Palmas se volcó con él. La organización del homenaje se realizó con el apoyo del club "a través de Juan Obiols", pero la cobertura de la misma fue exclusiva del propio Aparicio. "La venida del Liverpool costaba 600.000 pesetas de la época, que era un dineral. Reconozco que estaba preocupado en la vuelta de Bilbao, pensando en que todo se podría estropear. Pero no fue así. Cuando salí al campo y vi a toda aquella gente me emocioné. Había 19.000 personas en el Estadio Insular. Y no era ya un tema económico; era sentir el cariño y el respeto a mi carrera deportiva que tuvo conmigo la afición. Todo salió perfecto. Recaudamos un millón de pesetas y, además, hubo un gran partido de fútbol".

El club le dejó la posibilidad de realizar un partido homenaje aún cuando Aparicio iba a disputar una temporada más con Las Palmas, la que acabaría en el subcampeonato de Liga (1968-69). Pero el momento era ideal: gran estado de forma del equipo, un rival de altura y la afición ... que supo interpretar qué ocurría en aquellos días.

Los datos del 1-1 entre amarillos y rojos

Alineaciones:

Las Palmas: Betancort (relevado por UIacia), Aparicio (Gustavo), Tonono (Niz), José Luis, Castellano (Sánchez), Guedes, León, Justo Gilberto, Barrios, Germán y José Juan. Reforzaron gentilmente a la UD Betancort (Real Madrid) y José Antonio Barrios (Tenerife), este último en tratos para fichar por la UD aunque finalmente acabaría en el Granada.

Liverpool: Tom Laurence, Chris Lawler, Peter Wall, Ian Ross, Ron Yeats, Geoff Strong, Ian Callaghan, Tommy Smith, Tony Hateley, Ian Saint John y Bobby Grahan. Entrenador Bill Shankly

Goles. 0-1, m. 6. Lawler culmina con éxito un contragolpe del Liverpool. 1-1, m. 15. Centro de Guedes y remate inapelable de León.

Dirigió el partido José Santana Páez, de Las Palmas

La noche sirvió para más. Porque Aparicio recibió la Medalla al Mérito Deportivo concedida por la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, impuesta por el presidente de la RFEF, José Luis Costa.

"El fútbol de antes era otra cosa. Los clubes tenían otro tacto con las personas. Muchos equipos enviaron presentes para participar en mi homenaje", recuerda Ernesto, que enumera las piezas de colección que conserva desde hace cinco décadas: "El Barcelona, un llavero de oro. El Atlético de Madrid, un Dupont de oro. El Valencia, una insignia del club de oro y brillantes. El Real Madrid, una insignia y un ‘traba corbatas' dorado. El Athletic, la figura de un león. Otros clubes enviaron detalles como Córdoba, Tenerife, Español, Mestalla ... hasta el propio Liverpool".

El gesto de aquel público que estaba enojado con el equipo por tremenda goleada no lo pasa inadvertido. "Tenemos un público elegante, que sabe distinguir. Y conmigo siempre hubo algo especial", advierte. "Aparcaron la protesta que tenían reservada al equipo por la goleada en Bilbao y la guardaron para el encuentro de vuelta, que se iba a celebrar en unos días".

El mejor equipo de la historia del club

Aparicio cabalgó entre dos generaciones, entre dos etapas distintas de la UD Las Palmas. Estuvo en la génesis de la formación de una gran plantilla que se colocó en la parrilla principal del fútbol español. "Fui como el hermano mayor de los Diablillos Amarillos" a los que vio llegar al fútbol profesional antes del ascenso de 1964. Y también fue anfitrión en el vestuario de Tonono y Guedes. "Todos ellos llegaron al equipo y le dieron un aire fresco muy importante. Fue un salto de calidad enorme. Venían con mucha fútbol. Y entre los que estaban, los que vinieron y los refuerzos de Tenerife que se contrataron el club logró hacer el mejor equipo de su historia; el más completo y el que mejor juego hizo, que yo recuerde. Un equipo de canarios, como siempre le ha gustado a nuestra gente. Por eso hay cosas que ocurren hoy que no me caben en mi cabeza".

Por todo ello considera que "no era casualidad que en aquellos años Las Palmas estuviera codeándose para ganar el título de Liga. Pudimos ganarla. Cuando íbamos al Nou Camp o al Bernabéu los aficionados decían: "Viene Las Palmas". Logramos que nos respetaran y, también, que nos temieran. Le ganamos a todos los equipos de la Liga", reflexiona contando algunas victorias memorables. "Y no fuimos campeones ... porque se nos escapó algún partido que creíamos que podríamos ganar. Fueron muy pocos puntos de diferencia. Nunca más estuvimos tan cerca".

Molowny sabía transmitir al jugador

Señala Aparicio dos factores importantes en esa trayectoria de la Época Dorada. "Luis Molowny logró sacar todo al jugador. Trabajaba muy bien el aspecto mental del futbolista. Le hablaba con afecto. Sabía escoger las palabras adecuadas y el jugador rendía al mejor nivel con él".

La otra faceta, ajena a lo futbolístico, se ha mantenido en el tiempo. "Éramos un equipo por dentro y por fuera. Había un gran compañerismo entre otros, un respeto y admiración entre los futbolistas que aún le conserva".

Rememora que su apodo Capi se lo debe "a Juan Guedes. A pesar de que yo era el mayor del grupo, ellos siempre me trataron como uno más. Conmigo Guedes tenía siempre algo especial, desde el primer día".

Ernesto Aparicio aún seguiría jugando una temporada más después de aquel 29 de mayo de 1968, para dejar a la UD Las Palmas y marcharse a Sudáfrica, en 1970. "Fue una aventura personal. A través de los ex jugadores Abietar y Foria salió la oportunidad de ir a aquella Liga. Fui a conocer algo nuevo, a conocer mundo". Pero el país que encontró estaba en pleno Apartheid. "Desde luego. Las diferencias entonces entre blancos y negros eran tremendas. Yo vivía en Johannesburgo y, muy cerca, estaba encarcelado en Pretoria Nelson Mandela. Todavía no se había producido los cambios sociales que hoy se conocen en aquel país".

El Liverpool pisó la isla por él y no volvería a pasar por Gran Canaria desde entonces. Según las referencias periodísticas, su anterior aparición amistosa en la isla fue en 1935, 14 años antes de la fundación de la UD Las Palmas. Una etapa tan gloriosa como la de aquellos años merecía tan ilustre visitante para el homenaje a uno de los grandes nombres del fútbol canario.

La formación de la UD Las Palmas (y suplentes) el 29 de mayo de 1968. Ya de amarillo, para jugar: Betancort (portero), Aparicio, Tonono, José Luis, Castellano, Guedes -arriba-, León, Gilberto II, Barrios, Germán y Pepe Juan (NR)


©Tintaamarilla.es Queda expresamente prohibido copiar, reproducir, difundir, publicar o modificar cualquier material incluido en el Sitio Web de Tintaamarilla.es sin previo consentimiento expreso y escrito de sus titulares.

Comparte el artículo si te ha gustado
También te puede interesar