Opinión
Manuel Borrego
Confieso que uno no tiene tiempo para todo, aunque lo quisiera, y que cuando aborda el peculiar mundo de la lucha canaria las fronteras de la imaginación se tumban con un toque por dentro. Me cuesta escribir un artículo en primera persona pero esta vez no puedo evitarlo. Y no pretendo opinar tampoco de lo que se organizó el pasado mes de diciembre en el Centro Insular de Deportes con el presunto Mundial de lucha canaria. Nos vale la valoración de los expertos, que ponen muchos reparos de una competición con un amplio margen de mejora organizativa. Ahí debería estar volcada toda la energía de la Federación Regional de lucha canaria: mejorar lo ya visto para la segunda edición.
Sin embargo, cuando Juan Ramón Marcelino explicó cómo se había confeccionado el torneo, las habilidades ofrecidas para deprisa y corriendo sacar unos luchadores a la arena, los ‘sí', ‘no' u hombros encogidos encontrados ... entonces empezamos a comprender todo lo demás.
Pero nuestro asombro no acaba. El presidente Juan Ramón Marcelino intervino en las últimas horas en el programa Bregando por la lucha (felicitamos a los compañeros por la iniciativa) para explicar muchas cosas del caso Medianito. Discúlpenme pero esta vez sólo me voy a fijar en un asunto porque, de lo contrario, agotaríamos a nuestros lectores. Y tampoco voy a entrar en el fondo o en las formas, aunque haber pasado de puntillas y no protagonizar un ‘Kramer contra Kramer' habría sido lo más saludable para la lucha canaria, que tan herida está aunque no lo quieran ver.
Vamos al asunto: Cuando argumenta Marcelino el deseo sancionador de la Federación Regional contra los luchadores que se ausentaron al evento tras inscribirse de manera voluntaria (léase: no ir a levantar la mano al centro del terrero), de su boca sale el ejemplo de la FIFA y el Mundial de Fútbol.
Y, como dicen en mi tierra: "¡Quietas las vacas ahí!".
Supongo que algún día explicará la Regional todo el entramado interno de este primer Mundial, pero exhibir el nombre de la FIFA y de su Copa del Mundo como ejemplo paralelo ha sido uno de los momentos más desafortunados y, también, reveladores de este proceso. Compararlo en el contexto actual sancionador exige una explicación previa:
El Mundial o la Copa del Mundo de Fútbol que organiza FIFA (compuesta hoy por 211 federaciones nacionales) tuvo su primera celebración en 1930, después de el organismo internacional fundado en 1904 desarrollara para tal efecto un Congreso Internacional en 1928 que finalizó con la proclamación de Uruguay como su primera sede. Ese respaldo se realizó tras unas votaciones y hubo aceptación mayoritaria para que participaran 13 selecciones, 12 de ellas invitadas. España, precisamente, rehusó por el largo viaje al Cono Sur de América.
La FIFA, con el respaldo del Comité Olímpico Internacional, ya tenía conocimiento de torneos internacionales con carácter mundial en los Juegos Olímpicos de la Era Moderna, que por entonces eran considerados campeonatos mundiales de fútbol. Y buscó un apoyo oficial planetario para organizar su primer mundial de fútbol.
Después de esta breve explicación y tras las ofrecidas por el presidente de la Regional de lucha canaria, caben muchas preguntas para que todos sus argumentos encajen perfectamente en el ejemplo que ha ofrecido Marcelino:
* ¿Qué organismo internacional deportivo o de lucha ha sancionado como válido el Mundial de lucha canaria celebrado en el CID?. ¿En qué lugar se elevó el acta de la aprobación de ese primer certamen de la lucha canaria y quiénes lo respaldaron?. ¿Cómo fue la votación y a cuántos países del planeta Tierra se les transmitió invitación?
* ¿Cuál es el reglamento aprobado entonces por los organismos correspondientes para la aplicación de un régimen sancionador o competitivo?
* ¿Son o no profesionales los deportistas de la lucha canaria?
* ¿Localizó ya a los responsables de la Federación de Luchas Celtas?, ¿ha tenido tiempo?
* ¿Encontraron los federativos de la Regional por fin el Consulado de Senegal en Canarias?, ¿convencieron ya a los luchadores de lamb que se ejercitan en Barcelona?
¿O acaso tiene razón el Agüimes cuando afirma en su comunicado oficial que lo celebrado en el Centro Insular es una exhibición de lucha canaria entre luchadores de dos países?
Nuestras columnas siempre estarán abiertas a volcar esas respuestas.