Episodio 15 (II)
Germán y José Manuel León reviven la efeméride del 50 aniversario del subcampeonato de Liga, un momento único en la historia de la UD Las Palmas
Manuel Borrego
No sabían entonces técnicos, jugadores, dirigentes y aficionados de la UD Las Palmas que lo vivido el fin de semana del 6 y 7 de abril de 1969 iba a ser irrepetible en la historia del club amarillo. Medio siglo después, el subcampeonato conquistado con dos jornadas de anticipación al final de la Liga de Primera División sigue siendo el listón altísimo que una vez alcanzó un representante del fútbol canario.
En aquel momento, dada la gran calidad futbolística que poseía la UD Las Palmas, incluso se tomó con naturalidad esa gesta que no pudo ser completa por el poderío eterno del Real Madrid.
Cincuenta años después, la memoria de dos de los capitanes del equipo (Germán Dévora y José Manuel León) rescata para los lectores de Tintaamarilla.es ese momento tan singular que se vivió con naturalidad en la isla.
"No hubo celebraciones. En realidad, seguimos todo normal porque no nos dimos cuenta de lo que habíamos hecho", confiesa el ahora presidente de honor de la UD Las Palmas.
Con el peso de los años y las distintas olas que debió surcar el club grancanario, aquel subcampeonato fue cobrando valor y a día de hoy es el mayor alcance deportivo jamás vivido por la Unión Deportiva. "Nos faltó poco el año anterior para ser campeones", revive José Manuel León. "Pero ni en ninguna de las dos ocasiones el club organizó nada".
"Don Jesús no era un hombre de fiestas. Pero he de admitir", añade Germán, "que tampoco nosotros promovimos nada. No nos dábamos cuenta de las gestas que se estaban firmando. Ganar a los grandes del país, salir con una victoria de Nou Camp, las llamadas de la selección ..." y los múltiples titulares de prensa elogiando el fútbol de los amarillos eran capaces de brotar.
Porque Las Palmas era un equipo muy temido entonces. "Jugamos catorce futbolistas esa temporada. Era muy, muy difícil entrar en el equipo. Estaba hecho, de memoria. Además, fue una temporada en la que la suerte nos acompañó. Sin sanciones, ni lesiones. Molowny lo tenía muy claro", apunta El Maestro.
La anécdota de las primas
Las felicitaciones quedaron de puertas para adentro. Porque tampoco la entidad primó a sus futbolistas. Aunque siempre quedó una anécdota en el camino. "Por ser segundos no recibimos nada. Pero el club abonaba por partidos ganados en casa unas siete mil pesetas de la época (42 euros al cambio). Si ganábamos fuera de casa era el doble y si empatábamos a domicilio, entonces la mitad".
Pero ocurrió que "el club ingresaba ese dinero en la cuenta corriente de cada jugador. Hasta que un día vino Gilberto Rodríguez a decir a los capitanes que a él no le pagaban las primas, pero el club decía lo contrario. Fue un hecho curioso, porque resultó que nuestro encargado del material se llamaba también Gilberto Rodríguez y el dinero de las primas estaba yendo a la cuenta de éste. Hasta que se descubrió el fallo".
El recuerdo de aquel subcampeón quedó, dejamos constancia de él. "Y ahora, pasado el tiempo, es cuando recordamos aquellos días, aquellos partidos. El día que nos reunimos siempre sale a relucir ese momento del que estamos orgullosos de haber disfrutado", concluye Germán.