UD Tamaraceite: Rescate desde las sombras
20/12/2019

Manuel Borrego

 

Todo empezó en agosto de 2013. Lo redactábamos en el lid del reportaje de Tinta Amarilla sobre el renacimiento de la UD Tamaraceite:


"Así es la génesis de un sueño. Un día reciente, Miguel Ángel Ramírez citó en el despacho profesional a su hermano Héctor (33 años) para preguntarle: ¿Y por qué no ponemos en marcha otra vez a la Unión Deportiva Tamaraceite?. Aquel mensaje calaba en el corazón de ambos ya que el histórico club de la capital había sido parte de sus vidas, desde la infancia hasta la juventud. Héctor comprendió de inmediato que había que hacerlo porque "¡cómo el presidente de la Unión Deportiva Las Palmas no iba a acordarse de su primer equipo, el de nuestro barrio!" ...


En ese momento no había nada. Héctor localizó los estatutos de la entidad y dirigió administrativamente con un grupo de amigos la refundación, con los mismos colores y escudo que un día defendió el mítico Juan Guedes. Era el mismo club que más tarde estuvo algunas temporadas zigzagueando en la Tercera División hasta su paralización en las competiciones.


El renacimiento del Tamaraceite fue empeño de dos de sus agradecidos vecinos. Gestionaron la posibilidad también de rehabilitar el estadio donde el extinto Universidad de Las Palmas GC se hizo fuerte en Segunda B durante una etapa. Había mucho trabajo desde la nada. Héctor no tuvo problemas en ocupar sus tardes, después de sus funciones profesionales, en ayudar a rehacer incluso la superficie de la instalación. Cualquier cosa de intendencia él mismo la asumía o algunos de sus colaboradores. La primera imagen del nuevo Tamaraceite es precisamente una suya subido a un pequeño vehículo con el que distribuía el caucho del césped artificial.


Seis años atrás, insistimos, nada había. Chus Trujillo se puso al lado de su amigo, como director técnico del club, para organizar todo lo relacionado con lo deportivo. El Tamaraceite empezaba por anunciarse captando jugadores para su cadena de base. En el origen de todo había en realidad una acción social: una oportunidad para que los chicos de aquella zona de la capital pudieran practicar/aprender el juego del balón. Pero, irremediablemente, la salida de un equipo senior se iba a producir antes o después. Porque lo demandaba el propio barrio.


Héctor y su gente pusieron imaginación para captar futbolistas, muchos de ellos sentimentalmente vinculados al barrio. Jonay Díaz Romario se convirtió en ese primer referente. No era una cuestión de dinero; era un asunto de compromiso y de colaboraciones asociadas. Porque los jugadores del Tamaraceite, además de destilar buen fútbol, tienen antes sus respectivas ocupaciones profesionales. Son las que le permiten acompañar su vida ciudadana con el deporte de competición.


Lo demás fue meteórico: Campeonato de Segunda Regional, de Primera, de Preferente y de Tercera. A 30 segundos estuvo de alcanzar a la Segunda B. Llegaron refuerzos y amigos que se añadieron a la causa.


Este viernes papá Google hacía 57.200 menciones de noticias relacionadas con el triunfo sobre el Almería. Emisoras y televisiones de índole nacional indicaron que había un modesto equipo canario que dio un auténtico batacazo en la Copa. En toda España y en cualquier parte del Planeta saben ahora que hay un lugar en Gran Canaria cuyo nombre es Tamaraceite.


"Cuando nos empezamos a mover, de un club tan histórico solamente encontramos su sombra", nos decía el propio Héctor en aquel reportaje que hoy cobra otra dimensión en la historia reciente del fútbol grancanario.

 

Y de la nada a jugar un partido con un rival de Primera División en 2020. Las raíces de la realidad están en lo que primero fue un sueño.

 

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