Una UD de espaldas a los goles de pizarra
19/02/2020

Manuel Borrego


Desde hace unas temporadas, a partir de 2015 en concreto, la producción de goles a balón parado o por acciones de estrategia ha bajado de manera sensible en la UD Las Palmas. Lo hemos apreciado en el control de las mismas. Ha ocurrido bien por técnicos que no creen en exceso en este tipo de recursos, por la falta de precisión en las ejecuciones o por lo que sea. El caso es que a nivel de estrategia no se puede considerar a Las Palmas como un equipo de categoría peligroso.


El dato salta a la vista porque precisamente el pasado sábado se produjo un acierto ahora extraño en el comportamiento de equipo de los amarillos: Rubén Castro marcó el primer gol de la temporada en una jugada de acción del saque de esquina. El servidor fue Benito Ramírez y el isletero el ejecutor.


Pero el dato complementario es lo que realmente debe llamar la atención al cuerpo técnico: Las Palmas es el segundo conjunto que más saques de esquina ha ‘disfrutado' en 28 jornadas de Liga 2019-20. Y de esos 158 intentos, este solitario gol. No creemos que sea un asunto para sembrar la alarma, pero sí al menos para fijarse en él.


No vamos a profundizar en la importancia que tiene en el fútbol actual, y más en Segunda División, el poder disponer de goles que lleguen a través del trabajo diseñado en una pizarra. O por la calidad de unos especialistas en plantilla que resuelven cerrojos con la fe en las jugadas a balón parado. El caso más ilustrativo fue aquel Atlético de los años noventa, campeón de Liga con un Pantic soberbio en la especialidad estratégica. 37 de los 75 goles marcados por los rojiblancos se produjeron en alguna de las jugadas de laboratorio, con el serbio en tono estelar en esas operaciones ofensivas.


Esta temporada la producción a balón parado de la UD Las Palmas -llamémoslo así- se reduce a diez goles hasta el momento: 4 faltas directas anotadas por Jonathan Viera (por cierto, aún el máximo realizador en esta especialidad en la división), 5 penalties marcados (uno de Pekhart y cuatro del mismo Viera) además del córner convertido en Los Pajaritos.


Con Mel, a la vista también está, esta producción apenas ha cambiado o, a peor, la marcha de un inspirado Viera ha dejado al equipo sin ese recurso extra. No hace mucho uno de los entrenadores contratados por el club comentaba que no necesitaba entrenar estas jugadas porque creía más en la posesión y en la manera de ganar partidos a través de ella. Y en ese apartado algo sigue igual, porque Las Palmas es el que más balón tiene de la Liga pero aún no ha logrado convertir en puntos de manera proporcional esa propuesta.

 

La estrategia, que tanto obró en otras etapas del equipo, hoy está en un plano productivo secundario. Pero es como el rock and roll: siempre vuelve, aunque de momento se vea apenas por estos pagos.

 

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