La UD Las Palmas fue el primer equipo afectado en 1957 por el mal que se originó en el Norte de China y que condicionó el inicio de la Liga española, especialmente a los amarillos
Manuel Borrego
La mayoría de los aficionados que hoy componen la familia social de la UD Las Palmas desconocen que, a través de su historia, el club grancanario debió atravesar otra pandemia vírica que tuvo su nacimiento en el Norte de China, a comienzos de 1957. Fue la denominada gripe asiática, que recorrió el globo y dejó más de un millón de muertos entre la Humanidad, mientras sus secuelas llegaron entonces hasta el final de la década de los cincuenta.
Los síntomas que acompañaban aquel mal estaban asociados con una gripe más fuerte de lo común, aunque sin la capacidad letal y velocidad de expansión de la actual: dolores en el cuerpo especialmente de cabeza, fiebre, tos, decaimiento físico y anímico. Y fue precisamente la UD Las Palmas el primero de los equipos españoles de élite afectados por aquella enfermedad, que arribó en las islas tras el verano de 1957. Su incidencia no fue tan profunda y lo demuestra el dato que entonces ofrecía el corresponsal en Arrecife, Guillermo Topham, indicando que 12.000 conejeros tuvieron la enfermedad pero no se registró ninguna muerte por la enfermedad.
El flujo marítimo, en especial, pudo ser la causa de que la vía de entrada en España fuera el archipiélago. Y el equipo que entonces tenía contacto con el deporte nacional era la UD Las Palmas.
Lo dirigía Ignacio Urbieta, acompañado en el mando técnico por Carmelo Campos. Y en sus filas, un notable elenco de jugadores isleños y refuerzos peninsulares que trataba de seguir echando raíces en la Primera División. Pero aquel inicio de la temporada 1957-58 se convirtió en un tormento.
Fue una auténtica pesadilla
Las palabras del propio Urbieta, rescatadas de la hemeroteca por Tinta Amarilla, lo dibujan: "Fue increíble; se convirtió en una auténtica pesadilla. Tuvimos jugadores enfermos desde la portería hasta la delantera. Llegaba a los entrenamientos y apenas tenía para realizarlos (...) La gripe asiática tuvo consecuencias demoledoras para el equipo".
Porque la mayoría de los futbolistas cayeron enfermos en esa etapa: Alfonso Silva, Queralt, Naranjo, Macario, Pepín, Ricardo Costa, Campa, Paquillo, Beneyto, Mújica, Marcial, Alberto Clemente y Manolo Torres. Además, el equipo había iniciado la competición con Luis Molowny y Ricardito.
Las Palmas había comenzado la competición con entusiasmo, con victoria 5-3 sobre el Valencia. Y a partir de entonces empezaron los problemas físicos. Y llegaron derrotas abultadas e inexplicables: 0-7 con el Barcelona, 1-6 con el Valencia, 9-0 ante el Atlético en el Metropolitano o 3-1 frente a la Real Sociedad.
Hubo gran preocupación entonces en el club. No había manera de componer un once con el teórico equipo titular. Cuando no era un jugador, era otro. La entidad mostró sus quejas a la Federación Española de Fútbol solicitando el aplazamiento de los partidos, pero desde Madrid no se concedió. El rendimiento de los amarillos estaba muy por debajo de lo esperado y llegó a situarse en última posición tras una decena de encuentros, en los que había encajado más de 30 goles.
Sin embargo, la afección gripal se desarrolló por todo el resto de España y hasta un total de once partidos (entre ellos un Bilbao-Gijón, Celta-Osasuna, Valladolid-Sevilla, Valencia-Gijón, ...) acabaron por aplazarse. Un centenar de jugadores de la Liga quedaron afectados por este mal asiático, que había ensombrecido el país.
Pero en ninguno de esos encuentros suspendidos estaba el conjunto grancanario, que afrontó ese primer tramo de la Liga con resignación. Pagó los platos rotos el técnico Urbieta, relevado del cargo a comienzos de diciembre y generándose así el debut de Luis Molowny como jugador-entrenador.
Las Palmas acabó remontando en la Liga y se salvó de un descenso, que se fraguaba en el fogón de la gripe asiática. La reacción del equipo fue notable y aquellas goleadas han pasado al olvido ... hasta ahora.
Recuerda ABC en crónicas de aquellos días que la epidemia de la gripe asiática tuvo su origen a comienzos de 1957 en el Norte de China. Afectó a muchos países, especialmente en Estados Unidos donde se llegaron a tratar a un millón y medio de personas. Y en Italia, curiosamente, uno de los lugares donde tuvo mayor incidencia letal fue "Milán y sus alrededores".
La historia es a veces así de caprichosa.