El delantero que no fichó el Real Madrid nació en Paraguay, se crió en Argentina y fue un oriundo de gran rendimiento en dos temporadas de amarillo
Manuel Borrego
La gran etapa futbolística que marcaron durante los años setenta Carnevali, Wolff, Brindisi, Fernández y Morete en su paso por la UD Las Palmas, sin duda ha podido eclipsar la producción de otros jugadores sudamericanos que les precedieron.
Uno de ellos es Adolfo Soto Dreussi, el otro ‘argentino' del equipo amarillo, que generó una pequeña revolución en el club grancanario en el recordado ciclo de los oriundos del fútbol español. Soto arribó a la isla durante esa oleada de jugadores que hacían constar la nacionalidad de sus padres para no ser considerados como extranjeros -hecho que ahora se repite en el caso de comunitarios procedentes del exterior de países europeos integrantes-.
Su historia es singular: nació en Paraguay (7 de enero de 1948, en Iturbe), a los dos años se trasladó a Corrientes (Argentina) para hacer allí carrera y finalmente llegó a España a través de la UD Las Palmas con pasaporte español. Su padre era valenciano y su madre, italiana.
Todo comenzó en el tránsito de temporadas, en el verano de 1971. A través de Adolfo Pedernera, Las Palmas contactó con una agencia de jugadores para realizar varias pruebas de delanteros. Soto fue el elegido; venía de hacer carrera en varios equipos de Córdoba y había pertenecido a Independiente de Rivadavia -según él mismo confesó- antes de su llegada a Gran Canaria. Desde los 16 años ya estaba inmerso en el fútbol profesional y con 17 el Real Madrid le realizó también una prueba durante una gira por Argentina, siendo entrenador Miguel Muñoz.
Pero no se dio la posibilidad de venir a España hasta que Las Palmas, con Pierre Sinibaldi al frente, estaba confeccionando retoques de plantilla para salir a la Primera División. La documentación de Soto suscitó incógnitas en la RFEF. Y a través de la FIFA se confirmó que no había sido internacional con otro país (Argentina) y que su inscripción como español o susceptible de ser convocado por La Roja era válida.
La afición de la UD Las Palmas descubrió entonces a un delantero habilidoso, que rápidamente se acopló al nuevo modelo de juego amarillo. En sus dos temporadas (1971 a 1973), Soto anotó 16 goles en 75 encuentros oficiales. Pero tenía un algo especial en el área: una habilidad para generar penaltis a favor con sus ágiles jugadas. De hecho, en sus dos campañas Germán Dévora anotó desde los 11 metros 15 de sus 28 goles oficiales. Y no pocas celebraciones se iniciaron por una falta defensiva en el área al hábil Soto.
El paso de Adolfo Soto por Las Palmas es más silencioso que sus verdaderos méritos. Su firma está en la gran victoria al Torino (4-0), con dos goles que completa en Europa con dos más sobre el Slovan de Bratislava.
Por su admiración y vínculo con Pedernera le llamaban el Perdenerita. Con orígenes paraguayos, pasado argentino y pasaporte español acabó uniéndose al Zaragoza en Primera, para completar la terna de los denominados zaraguayos de La Romareda, junto a Blanco, Lobo Diarte y Nino Arrúa. De allí pasó al Cádiz, otra vez de amarillo antes de cerrar su ciclo en la Liga española.