Este jueves la Liga Profesional y la RFEF, a instancia del CSD, han firmado un código de buena conducta, que se basa en esos pilares:
1.- Generar confianza entre las instituciones del sector constituye la base de un clima de colaboración entre los distintos actores. Éste resulta imprescindible en España para, a la vez, fortalecer la reputación internacional de nuestro deporte, una responsabilidad de todos, que sólo podrá emprenderse con el esfuerzo conjunto.
2.- Actuar con integridad, para lo cual se da por sentado el obligado cumplimiento de las normas su letra y de su espíritu, para llevar a cabo un adecuado ejercicio de las competencias propias, así como el respeto a la autonomía de decisión de cada actor respecto a su institución.
3.- Practicar el diálogo, sincero, honesto y constructivo, en la interacción de los distintos actores, a todos los niveles de sus organizaciones, en la toma de decisiones conjuntas, y en los procesos que requieran colaboración entre las partes.
4.- Resolver de forma amistosa los conflictos y las discrepancias, a través de mecanismos de mediación.
5.- Ejercer el respeto mutuo y la mesura en las declaraciones públicas, y especialmente durante el proceso de resolución de conflictos, cuya publicidad se evitará. Se huirá de descalificaciones y, en general, términos que dañen la reputación de las personas o las instituciones en ámbitos públicos, tales como reuniones, medios de comunicación y redes sociales. Se huirá de la difusión de desinformación o bulos relativos a las personas o instituciones.
6.- Practicar la transparencia y el fomento de la ética, de acuerdo con los estándares internacionales y la legislación española. Se anima a dotar de peso, autonomía y mayor protagonismo interno a los Comités de ética con los que hayan decidido dotarse las respectivas organizaciones
7.- Cobrar conciencia de la ejemplaridad de directivos y gestores, en coherencia con los valores positivos del deporte. Éstos se reflejan en comportamientos concretos y reales que inspiren a la sociedad, muy especialmente a las jóvenes generaciones de directivos y líderes de la administración de instituciones o empresas deportivas, tanto públicas como privadas.
Cómo el propio documento concluye "La adhesión a este Código de Conducta implica la aceptación de sus siete pilares éticos y el compromiso inequívoco de ejecutarlo dentro de las entidades o instituciones firmantes a través de sus normas y de mecanismos eficaces que garanticen su cumplimiento"