Manuel Borrego

Son momentos de incertidumbre en el fútbol nacional; la UD Las Palmas no vive ajeno a ellos. La confección de su próxima plantilla está por definirse mientras trabajan de manera ardua su dirección y secretaría técnica.

Entre esos nombres, el del serbio Slavoljub Srnic, un jugador de obras incompletas en el equipo amarillo aunque de mucha voluntad desde su llegada hace temporada y media.

Porque si algo ha caracterizado a Srnic en los 36 partidos oficiales que ha disputado de amarillo (dos de ellos de Copa) es ser un futbolista con una finalización incompleta.

El jugador procedente del Estrella Roja de Belgrado vino a la isla con una gran ilusión. Pero sólo en 20 oportunidades logró convencer al técnico del equipo para ganarse una titularidad en la Liga de Segunda A.

A Srnic no se le discute su entrega, sus ideas, su fútbol ordenado e incluso las iniciativas que tuvo. Porque actuó como jugador de banda, entre líneas y hasta de lateral derecho. Todo ello lo cumplió con la misma expresión facial.

Pero sí Srnic dejó una asignatura por aprobar en los partidos, porque no fue un jugador afortunado en la última decisión. Un momento antes, un instante después, un remate alto, un desvío o una precipitación. El último brochazo en las jugadas del serbio rara vez encontró el objetivo buscado.

En su hoja de servicios como jugador amarillo, sólo un gol (la pasada temporada al Numancia) y algunas ocasiones malogradas.

Srnic no provocó una acalorada discusión sobre sus cualidades o la predisposición en el juego. Sí, en cambio, deja casillas en blanco a cuanto la efectividad, especialmente en el momento cumbre del gol.

Firmó por cuatro temporadas y en el largo verano de 2020 se verá si es capaz de llegar a esa línea de meta, porque la decisión tampoco es suya.