B.P.
Miguel Angel Brindisi, el ex jugador de la UD Las Palmas, habló en las últimas horas de su relación futbolística con Diego Maradona en las ondas de Radio Nacional de Buenos Aires. Recordó en su intervención a grandes futbolistas que conoció en su etapa tanto en Huracán, como Las Palmas o Boca Juniors; desde Garrincha a Pelé. Pero se descubre ante el Pelusa porque "el público disfrutaba cada siete días" de su talento, "pero nosotros lo hacíamos toda la semana". Por todo ello se sentía un privilegiado al poder haber jugado a su lado en aquel gran momento de Boca en 1981.
"Nosotros veíamos todos los días el talento de Maradona. Es uno de esos montruos, es el único uno total, el único que vi jugar dos o tres veces por semana de la misma manera porque había que recaudar. Era el primero en llegar. Jugó incluso con desgarros musculares, pero nunca quería dejar de hacerlo. Jugaba con los botines desatados. Si yo llego a intentarlo sale volando la bota detrás del balón. Era diferente a todos. Pensaba: ¿cómo lo hace este tipo?".
"Con Diego disfrutábamos en los entrenamientos. Tenía un show particular cada día con el Loco Gatti en los tiros libres. Para nosotros era el regalo del día era ese desafío entre Gatti y Diego", comentó. Jugaba con una pierna, con la que controlaba el balón, pero su virtud principal es que "Diego ya tenía la decisión de lo que iba a hacer en la segunda jugada antes de recibir".
Brindisi hizo varias referencias futbolísticas más. Una de ellas a su compatriota Ricardo Rezza, defensa que actuó en los años setenta en la desaparecida UD Salamanca. "Ricardo Rezza era un señor. Fue director de la Escuela de entrenadores Ricardo Pedernera. El único problema que tuvo con él es que fuimos rivales allá en España y no me dejaba tocar el balón. Me hacía personal (marcaje) en toda la cancha. Yo jugaba en Las Palmas y él en Salamanca. Jugaba con el Gordo D'Alessandro, que era el arquero. Hubo enormes zagueros, pero Rezza fue extraordinario (...) Era un tipo fuerte pero leal. Cuando jugaba Carlitos Morete yo me iba de enganche, por detrás del nueve".
Lo definió con un comportamiento profesional intachable, siendo embajador del fútbol argentino en otros países. Futbolistas así "abrían las puertas a los que vinieron después", dijo.
