La previa

Ultimátum a la ansiedad
28/11/2020

Manuel Borrego


No es buena la deriva de la UD Las Palmas. El boceto de equipo y juego que amaneció en la Liga se ha ido desconfigurando con el paso de las jornadas. Y las últimas actuaciones, incluyendo en ellas la propia victoria en el derbi, son preocupantes.


La esencia de esa propuesta nunca muere, eso es evidente. Pero este sábado en vísperas a recibir al Sporting, un rival en espléndida forma colectiva, el entrenador Pepe Mel hizo públicas sus conclusiones sobre qué le ocurre al once amarillo, ausencias por lesiones al margen.

 

Así que el partido de este domingo, tan señalado siempre en el calendario por el historial de ambos conjuntos, es una especie de ultimátum a la ansiedad. Porque ese factor asociado a la respuesta mental del jugador amarillo en los partidos es lo que ha señalado especialmente el entrenador, al referirse a la presión añadida que ha observado desde que surge el primer contratiempo en los partidos.

 

Mucho de ello trata la Segunda División, donde los argumentos de equipos expertos en la categoría se basan en la paciencia para ordenar lo propio y desordenar lo ajeno. Las Palmas tiene que superar esa ansiedad, que ya se ha transformado en siete jornadas de titubeante caminar en una competición que no va a darle ahora tregua.


Y, además, se adivinan cambios en el once titular. El más significado es el relevo del lesionado Sergio Ruiz, que se cae de la convocatoria por una lesión muscular que no es para tres días. Antes, al contrario: precaución ante posible recaída.


Pero el entrenador, tras el encuentro del pasado miércoles contra el modesto Mirandés, tiene motivos suficientes como para relevar a casi todas las piezas que actuaron ese día de tan baja convicción colectiva. Y eso que, tras el golpe de Sabadell, también dijo que si habría cambiado al once si hubiese tenido oportunidad.


La portería (Valles o Domínguez), la vuelta del brasileño Silva, la composición del triángulo del centro del campo, las bandas y hasta el delantero. Todo ello es un campo de margaritas que podría deshojarse porque lo último es lo que queda.


Lo mejor de este panorama es que, pese a todo, aún hay dos partidos de tranquilidad con la zona de descenso. Porque, al fin y al cabo, hablar en noviembre o diciembre de otra cosa que no sea alcanzar lo antes posible la permanencia genera más enemigos de los que habla Mel: más ansiedad.

 

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