B. Pérez

Al Gran Canaria como club se le fue el asunto Beirán de las manos desde el primer minuto. Sin un expediente abierto al jugador apartado por el entrenador, sin una causa que enjuiciar, sin aclaraciones en público a la desconcertada afición, ... y con resultados adversos.

Todo está jugando en contra de la decisión de Porfirio Fisac y, a la par, del director deportivo Willy Villar, que ha apoyado al técnico en aquella decisión.

Scariolo, compañeros de clubes, Federación Española de Baloncesto, algunos técnicos, ... y hasta el presidente del gremio de los jugadores, José Luis Llorente, han metido los dedos en un asunto que está cogido con alfileres. Nadie comprende el fondo del asunto porque no encajan las piezas expuestas.

Este martes, después de las duras expresiones de la ABP y del agotamiento del crédito técnico de Fisac, una fuente de crédito en el ambiente del basket español (Chema de Lucas) anunciaba el fin del calvario de Beirán, con su vuelta a la dinámica de equipo amarillo. Pero terminaría uno y comienza otro, porque la situación del Gran Canaria en la Liga ACB es insostenible.

Las funciones o el entendimiento de la capitanía que no hizo valer Beirán nunca fueron aclaradas, mientras el entrenador ha pasado de expresar en público las causas del alejamiento del campeón del mundo a pedir en sus ruedas de prensa dejar que el tema se resuelva de manera interna. Primero las prendas al aire y luego la lavadora.

El Gran Canaria no ha confirmado oficialmente la vuelta de Beirán a 24 horas de recibir al Bursaspor. Pero el equipo entra en una semana clave donde las miradas no se van a dirigir al parqué, sino al banquillo.

Y para colmo, un enfadado Fuenlabrada visita el Gran Canaria.