Manuel Borrego
Se pone en marcha el fútbol regional (con la frontera en la Tercera División) con una premisa innegociable para la Federación: La obligatoriedad del uso de las mascarillas en los encuentros.
El tiempo dirá si esta decisión es una de las más ridículas emitidas por el ente porque los que han de cumplir esa obligatoriedad no lo harán.
Tiene pinta de ser una decisión de postureo, una lavada de manos "por si acaso". Posiblemente, debe hacerlo, pero la realidad que ya se vive en el fútbol de Tenerife (se juegan los partidos y las mascarillas no están en el rostro de la mayoría de los jugadores) la ha descrito en las últimas horas el presidente del Villa de Santa Brígida, Hilarión Rodríguez (delegado de ProLiga en Canarias), con una sinceridad aplastante: "El tema de la imposición de jugar con mascarilla los equipos en categoría nacional que realizan semanalmente los test serológicos es una medida de poderío, sin eficacia y sabiendo que 89 minutos estarán sin ella, manipulada, sudada, etc, ... Desigualdad de criterios".
Con una medida así, señalada por el órgano organizativo y sancionador de las competiciones, caben preguntas inmediatas que tienen respuestas vacías:
¿Qué artículo de Reglamento obliga a jugar con una prenda incorporada por decisión federativa?. Si lo hubiera, ¿Cuál es la sanción inmediata que ha de ejecutar el colegiado (juez o vigilante de la causa federativa) en los terrenos de juego?
¿Tendrá que reflejarlo en acta?
¿Intervendrá Salud Pública?
¿Por qué la medida no se extiende a las competiciones superiores que también se disputan en el Archipiélago?
Y, por cierto, ¿cuál es el protocolo que define cómo se usan las mascarillas?. Porque se ha visto a jugadores con la prenda en el cuello, en el codo o simplemente usándolas en el momento de la foto inicial.
La lucha contra el virus no se ha acabado; está en pleno proceso. Y por el camino va rescatando lo absurdo del ser humano, no sólo para no evitarlo sino para gestionar lo que se escapó de sus manos.
En unos días se sabrá si la orden registrada en la última circular sobre esta "obligatoriedad" queda en nada o se cumple a rajatabla. Pero comprobar que ya técnicos, jugadores y clubes (el CD Becerril ha sido el primero en negarse) están de uñas nos da una idea de lo que va a ocurrir.