Manuel Borrego

En la vida deportiva de Orlando Suárez Azofrahay dos ascensos con la UD Las Palmas. Uno a Segunda División A (1996) y otro a Primera División (2000). Ambos los saboreó intensamente pero tiene claro cuál es su predilección: "Fueron dos éxitos importantes para el club. Pero yo me quedo con el de la salida de Segunda B. Fue algo muy importante para muchos de los jugadores que componíamos la plantilla de hace 25 años. Nos quitamos una losa, un peso sobre la espalda. Fue una liberación. Teníamos una deuda con nuestros aficionados y, por fin, pudimos liquidarla".

Porque Orlando vivió intensamente todo el cuatrienio amarillo en aquella división de bronce. "Sufrimos mucho en Segunda B. Fueron tres decepciones muy grandes en los años anteriores. Jugadores como Paquito, Víctor, Socorro, ... yo mismo. Lo pasamos muy mal cada vez que acababa una temporada y el equipo seguía en la misma categoría. La liguilla tenía un componente de traición y a nosotros nos pasó factura. Por eso, para mí, el ascenso del 96 fue mucho más importante porque significó mucho para mucha gente. La afición, con nada que dábamos, venía a vernos al Insular. 17.000 o 20.000 personas en un partido cualquiera. Se lo debíamos".

Orlando refresca para los lectores de Tinta Amarilla aquella gran campaña personal. Habla sobre las claves del equipo, sus mejores goles y los momentos que vivió como componente del tridente de los 62 tantos. "Esa cantidad de goles no se firman habitualmente en equipo alguno. Coincidió en que Las Palmas tuvo dos pichichis y un jugador media punta en gran momento de forma. Todo salió redondo, perfecto".

La clave de Pacuco

"La virtud de Pacuco Rosales como entrenador fue saber administrar a su plantilla. Era muy difícil jugar como titular en el equipo porque, desde el principio, empezó a funcionar. Yo mismo tuve dificultad en coger un puesto en el once. Pasé por el banquillo, pero también pasaron Eloy y más tarde Chili. En el equipo todo el mundo estaba enchufado. El que era suplente, porque estaba deseando que le llegara una oportunidad para cambiar la opinión al entrenador. Y el que era titular, porque no podía bajar el pie. Cada uno a su manera se lo ponía difícil cada semana al entrenador"

Eloy, un trabajador

"Desde el primer día vimos cómo era Eloy. Tenía un olfato de gol innato, pero también era un trabajador incansable en el campo. No dejaba de correr. Como atacante Eloy era muy bueno en largo, por su velocidad. Siempre estaba atento para finalizar las jugadas. Metió muchos goles siempre en la Unión Deportiva"

Chili, en pocos metros

"Salvando las distancias, Chili era como nuestro Romario, pero zurdo. Era un futbolista muy listo, con unos cinco últimos metros de gran velocidad, apoyado por una zurda habilidosa. Necesitaba muy poco espacio para crearse una oportunidad de gol. Su desborde en el área castigó mucho a las defensas rivales"

"El equipo venía, como ya digo, de tres fracasos. Se había depositado muchas expectativas desde el comienzo. En una etapa eran titulares Chili y Eloy, pero en un entrenamiento Guillermo Castro lesionó a Eloy casi al final de la primera vuelta y me tocó la oportunidad. Y yo también estaba de dulce con el gol aquel año. No tenía motivos Pacuco para cambiar a los dos de arriba hasta que, no recuerdo por qué razón, al final regresó Eloy e hicimos la pareja de la liguilla. Cuando salía Chili también se revolucionaba el partido. Todo iba sobre ruedas"

Móstoles y Elche

"El equipo jugaba de maravilla. Hicimos partidos increíbles; daba igual que fuera en Segunda División B. Tengo muchos recuerdos de encuentros muy buenos. Recuerdo uno especialmente en Móstoles (0-4). Me tocó disfrutarlo desde el banquillo. Disfruté desde el banquillo vieno que al equipo le salía todo, jugaba de memoria. El rival no podía hacer nada. E, incluso, en uno de los goles Pacuco pidió que ensayáramos la jugada número seis. Era una falta. Pero era tal la confianza que teníamos que Ángel Rodríguez cogió el balón pegó un zambombazo y marcó de libre directo. Funcionaba hasta lo que no teníamos ensayado. Otro partido muy bueno, también de los mejores, fue el de Elche. El del ascenso (0-4). Una actuación redonda. Ahí sí fui titular"

Dos goles inolvidables

"¿Mi mejor gol?. Por la importancia que tuvieron tengo dos en la cabeza y ambos en la liguilla. El primero, contra la Cultural en casa, con un gran centro de Socorro que rematé de cabeza. Me comí el poste pero no podía pasar la oportunidad de marcar para ponernos por delante. Y, sin duda, el 0-1 de Elche. Ese tanto tenía mucho valor porque ya tocábamos el ascenso con los dedos. ¡Cómo lo celebramos!"

El fondo de banquillo

"El equipo tenía varias virtudes. Primero, la unión y compañerismo de todos. En los momentos difíciles y en los buenos. Y, luego, el fondo de banquillo. Era muy importante que el suplente estuviera enchufado como el titular. Insisto en que el mérito fue del cuerpo técnico porque esa es una de sus misiones. El ganar encuentros y sentir el apoyo de los aficionados acabó generando una gran confianza en cada uno de nosotros. Lo que intentábamos, salía en el campo. Era la confianza en uno mismo y en el de al lado"

"Además, todos los jugadores de la plantilla de aquel año llegamos al final del campeonato en un estado de forma físico importante. No había ni uno en baja forma. La moral estaba muy alta en esa ocasión; eso también se reflejó en el nivel de juego. Para los que teníamos experiencias en anteriores liguillas fue clave también el arrancar la competición con un triunfo. Desde Tarragona todo funcionaba como estaba previsto. Fue una temporada que nos olvidaremos en la vida"

De aquel equipo Orlando tenía un vaticinio que expresó en Tinta Amarilla. "De haber mantenido al equipo del ascenso en Segunda División habría logrado llegar a Primera en un plazo de dos temporadas". Pero eso, no ocurrió.