En La Rosaleda se produjo un cambio
22/11/2021

Manuel Borrego

 

Hasta la pasada semana, hasta la visita a La Rosaleda, no había salido a escena de los partidos de la UD Las Palmas el recurrente asunto arbitral. El equipo de Pepe Mel podría ganar, empatar o perder, pero a la caseta los jugadores amarillos acudían debatiendo casi exclusivamente sobre las acciones del juego. Las acertadas por ellos o por sus rivales.

 

En Málaga se produjo un cambio. La expulsión de Enzo Loiodice y algunas decisiones colaterales no dejaron que la vuelta a casa fuera aliñada con el enojo. Los jugadores no entendieron especialmente la segunda tarjeta y el daño causado con ella. Aunque en ese momento de la segunda parte no se localiza la totalidad de las razones de la cuarta derrota, aunque sí una importante fracción de ella.

 

El cambio llega porque hubo un doble criterio arbitral en el campo andaluz. Castigo a un equipo que disfrutaba de mayor posesión y lealtad al juego, mientras hubo concesiones al ‘puro teatro’ de los malagueños. Se producía en un factor campo que, a la vista de lo ocurrido, pudo condicionar.

 

Decía hace unos días nuestro estimado Pepe Juan Suárez (tertulia UDRadio) que él apreciaba en este primer sector del campeonato que, en relación a temporadas anteriores, los colegiados estaban dirigiendo a la UD Las Palmas “con respeto”, el que brinda “estar arriba en la clasificación”. Eso no se percibió este pasado fin de semana, con un alegato en acta sobre la expulsión que guarda relación con lo inexplicable. Sobre todo, cuando intenta teñirlo con lo de jugada prometedora, sin proporción en su estimación subjetiva (en la comisión de la presunta falta) sobre la distancia a portería, rivales defensores en su camino, opciones de más atacantes (uno), etc, … Si ese es el criterio que aplicará Prieto Iglesias para definir “jugadas prometedoras” le van a faltar tarjetas y jugadores para el resto de la temporada.

 

No sabemos si cualquier alegación de la UD Las Palmas la atenderá el Juez Único de la Liga, porque no se trata de desvirtuar al colegiado. Pero el daño ya está hecho. E insistimos en que ocurre al equipo que más faltas recibe en la Liga de Segunda División (292), con una ventaja amplia sobre los siguientes: Cartagena (257) y Fuenlabrada (245).

 

De lo ocurrido en Málaga, al menos en el aspecto arbitral, hay poco que aprender. Porque un día habrá arbitraje con el reglamento de tapa dura y otro con el de tapa blanda. Quizá lo que sí dejó claro el navarro Prieto Iglesias por qué dos veces ha llegado a la Primera División y en otras dos ocasiones volvió a la categoría inferior. Esta vez no pasó inadvertido, porque dejó contentos a la mitad de los implicados.

 

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