B. Pérez
Es cierto que todo cambió “tras la expulsión de Unai Veiga”. Cambió porque llegaron los dos goles definitivos que decidieron la eliminatoria para el Valladolid. Pero los números dicen otras cosas que fueron también determinantes antes y después de ese momento cumbre del partido.
65% del equipo de Pacheta, 25 disparos a la portería de la UD Las Palmas (15 de ellos entre los tres postes), 7 córneres a favor y doce paradas de Alvaro Valles que evitaron un resultado más contundente.
Hubo una diferencia abismal entre lo ofrecido por un equipo y por otro, sin desmerecer el esfuerzo de los amarillos que actuaron por sacar la eliminatoria adelante. Pero la realidad traiciona algunas afirmaciones. Porque Las Palmas lanzó a puerta en cinco oportunidades (un entre los postes para hacer diana), no ejecutó lanzamientos de esquinas y su posesión bajó hasta el 35%.
De todo ello, la actuación de Valles vuelve a recordar que el meta andaluz está metido y en disposición también de acudir a la titularidad cuando se brinde una oportunidad. Su labor, pese al desenlace del partido, no se desluce. Antes, al contrario.