M.B.

El Almería generó su mayor peligro en el estadio de Gran Canaria cuando logró agazaparse y desplegar rápidos contragolpes. El equipo de Pepe Mel cometió dos errores muy graves en el partido, con una posesión teóricamente ganada. Uno acabó en las redes de Raúl Fernández. Pero el otro tuvo a un ángel salvador.

La gran acción defensiva de Eric Curbelo se produjo con el marcador en tablas y en la primera parte. Inexplicablemente, Raúl Navas se quedó uno contra uno con el balón y como último defensor. Ramazani le arrebató el balón con los restantes amarillos muy alejados de su posición.

En el momento del hurto, Eric Curbelo comenzó a correr a catorce metros de la línea central del campo y a esa distancia de la jugada inicial. El satauteño no cesó en su empeño, metiendo tanta velocidad como el veloz atacante almeriense. Eric recorrió en 7 segundos 55 metros, incluso rectificando su trayectoria de repliegue cuando se percató que el delantero quería salvar con un quiebro hacia la derecha la salida de Raúl Fernández.

Las rápidas piernas del defensa grancanario le permitieron abortar la clara ocasión de gol, colocando su cuerpo entre el balón y el ya desesperado dorsal 32 del Almería que solo pudo cometer falta.