Manuel Borrego

Han sido pocas sesiones a las órdenes de García Pimienta. Parece que no cuenta ese primer dato. Y el primer resultado tampoco fue el esperado. Pero en el encuentro frente a la Real Sociedad B, especialmente en la primera etapa del mismo cuando Las Palmas tuvo mayor protagonismo en el juego, sí se produjeron algunas acciones colectivas dignas de subrayar.

Todo parte desde la presencia de un ariete combativo avanzado, que es la punta de la línea de presión. Es el equipo de García Pimienta el que se lanza a presionar en campo contrario en la búsqueda de un robo avanzado. Y lo hace con el sacrificio de una mayor aproximación hacia el emisor del balón o los posibles receptores de la Real Sociedad (imagen superior).

Durante esta etapa inicial del encuentro la acción colectiva estuvo coordinada y posiblemente en ella también se expresó el dibujo preferido del entrenador 4-3-3 o la opción adicional 4-1-4-1.

No todo cayó en saco roto en un partido en el que se esperaba más de los amarillos. Pero esa idea inicial no tuvo continuidad durante los 90 minutos y no se vio respaldada con la ventaja de un gol, que quizá la hubiera reforzado.

La propuesta de García Pimienta está por ver. Porque sus nuevos conceptos han llevado al equipo a realizar una especie de pretemporada en plena competición, intentando resolver el otro mal que lo condena del anterior mandato: la abundancia de goles encajados. En esta ocasión el marcador quedó a cero. Pero también en esa faceta hay muchas situaciones que se deben corregir.