1992-2022: Tres décadas como SAD
30/06/2022

El 30 de junio de 1992 la UD Las Palmas logró cruzar la frontera de su reconversión de la mano del CB Gran Canaria y con el apoyo cabildicio

Manuel Borrego

 

La fecha del 30 de junio de 1992está señalada en la historia de la UD Las Palmas como el momento de un cambio crucial. Ese día, el club amarillo (de la mano del Gran Canaria de baloncesto) logró transformarse en Sociedad Anónima Deportiva cumpliendo así un imperativo legal que permitía su supervivencia y cubría el déficit de aquella etapa. Para ello, la sociedad grancanaria con el apoyo decisivo del Cabildo Insular, se puso manos a la obra para cubrir los 658 millones de pesetas (3,9 millones) del capital social asignado.

 

Fueron días de un sentimiento de patria chica en torno al club que estaba en sus horas más difíciles tras el reciente descenso a Segunda B, en la aciaga campaña 1991-92. Bajo la presidencia de Luis Sicilia García, la UD Las Palmas añadió las siglas SAD a su nomenclatura. Y comenzó un proceso que le ha llevado hasta ahora durante tres décadas con dos viajes a Primera División y mayor estancia en Segunda División A.

 

Tinta Amarilla elabora un breve serial de cinco entregas para relatar diez datos y hechos relevantes que subrayamos en esos 30 años de gestión como sociedad anónima, ahora bajo la presidencia de Miguel Ángel Ramírez Alonso. Se han producido muchos cambios, el traslado incluso a una nueva instalación … pero la idea original de la fundación del club en 1949 perdura en el tiempo.

 

Aquel 30 de junio de 1992, que era la fecha límite para la cobertura económica del capital social, acabó con la imagen del presidente Luis Sicilia unido a su colega del Gran Canaria, Lisandro Hernández, club que siguió la estela de la UD Las Palmas para sellar su capital social inicial de 150 millones de pesetas (casi 1 millón de euros).

 

Juntos cruzaron el ‘check point’ aunque los caminos han sido distintos. Desde 1996 la UD Las Palmas se liberó del abrigo cabildicio para caminar en solitario, asumiendo sus propios riesgos económicos que más tarde llevaron incluso a ser el primer club de fútbol español en acceder al concurso de acreedores para salvar otra situación límite.

 

El tiempo entre 1992 a 2022, de un 30 de junio a otro, ofrece dos escenas distintas y una misma ilusión: Regresar al lugar donde durante 34 temporadas en su historia la afición grancanaria se sintió como en casa.

 

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