B. Pérez

El delantero Iñaki Elejalde ya tiene ganas de fútbol. El delantero de los 11 goles y 7 asistencias con Las Palmas Atlético está satisfecho por su integración en la primera plantilla, con esperanzas “de llegar lo más alto posible” con la UD Las Palmas.

El jugador madrileño valoró a los medios del club que “estoy encontrándome con nuevas sensaciones que nunca antes había experimentado”, dijo este lunes tras la vuelta al trabajo en la segunda semana de pretemporada. Pero “ya tengo ganas de competir, de tener algún minuto. Estoy ya con ganas de stage de Marbella”

“Estoy algo cansado. Es normal. Lo estoy dejando todo para quedarme aquí” (…) “Fueron nueve sesiones de entrenamientos en seis días la pasada semana”, expresó antes de valorar su condición de deportista sin tregua: “Desde pequeño me enseñaron que hay que dejarnos la vida en el campo. Es lo que hago siempre”.

Los entrenamientos a puerta cerrada en Barranco Seco tienen como herramienta casi única el esférico: “Todo lo hacemos con balón. Casi todo el físico lo hacemos con juegos reducidos con balón. Lo agradezco, en verdad”, indicó. Valoró que “la integración fue fácil. Los capitanes, como Álex Suárez, nos lo hacen más cómodo”.

Su segundo año en Las Palmas Atlético fue más satisfactorio en lo individual que en lo colectivo. “A nivel personal, el año pasado fue uno de los mejores años … por no decir el mejor de mi carrera. Jugando además como extremo. Lo haré donde me pidan, me haré el hueco donde pueda: tanto de extremo como de delantero”.

“Mi debut en la UD Las Palmas fue una experiencia corta. Pero rompí el hielo. Ahora es todo más fácil”, recordó al ser preguntado por su único partido con los profesionales en la etapa de Pepe Mel.

“El jugador diferente del grupo es Jonathan Viera”, observó. “Alucinas con las cosas que hace. Es de otro nivel. Y además, en el trato. Siempre está pendiente de los jóvenes. Viera va una marcha por encima. Tiene el juego en la cabeza, siempre una salida y un recurso. Cuando tiene el balón sabe lo que va a hacer”.

“El ritmo es la diferencia. También la intensidad. No puedes relajarte ni un minuto en el juego”, añadió Elejalde. “Nunca te dejas de lado en el verano. Pude desconectar y tener un tiempo para mí. Lo hice con la familia y amigos”.