M.B.
Tiene motivos el cuerpo técnico para estar contrariado por la ejecución del 1-0 anotado este domingo por el Real Zaragoza. En pocos segundos, una serie de ‘catastróficas desdichas’ se alinearon para que el equipo maño fuera capaz de trasladar en conducción una jugada, de área a área, y marcar el tanto que puso patas arriba el partido.
* Todo comienza con un robo del balón a Sandro, en una acción uno contra uno en el área del equipo local. Gámez es quien protagoniza la intercepción, arriesgando a ras de suelo. Pero, de inmediato, lanza un contragolpe que no fueron capaces de abortar los amarillos.
* El lateral diestro conecta con su compañero Bermejo, que se zafa de Pejiño y logra devolver el balón a Gámez.
* De nuevo un duelo individual, que tampoco resuelve Mfulu. El amarillo, visiblemente cansado, no frena el avance de Gámez ni comete falta.
* Encuentra Gámez un carril por la derecha, pero se percata de que Bebé le sigue en paralelo en el otro lado. Envía un pase algo irregular a su compañero,que parece estar al alcance de ser controlado por los zagueros amarillos.
* Pero en el último instante, Álvaro Lemos resbala y pierde la perspectiva del balón, que cruza limpio hasta las botas de Bebé.
* El final de la aciaga jugada lo describe Valles, al no poder controlar un disparo que toca levemente en Cocoy se desvía hacia el fondo de su portería.
Fue una especie de apéndice de la Ley de Murphy, aplicada en apenas diez segundos de erráticas decisiones.