Manuel Borrego

No pasa de puntillas la labor durante ocho encuentros de Alex Domínguez, el portero barcelonés paciente contribuidor en el ascenso de la UD Las Palmas. Tuvo que salir a pista sin vuelta de calentamiento, porque durante ocho jornadas su compañero Álvaro Valles estuvo en boxes, por lesión.

El balance de la UD Las Palmas en el ciclo liguero de Domínguez dice que con él los amarillos no perdieron el ritmo de caza del ascenso: 16 puntos logrados de 24 posibles (4 victorias -entre ellas el derbi-, 3 empates y 1 derrota), para un porcentaje del 66,6% de rentabilidad grupal). Léase, de cada tres puntos, dos logrados en el momento de Álex Domínguez.

No es fácil abordar una titularidad cuando el que el compañero que la asumía luchaba por el Zamora de la categoría y mantenía alto el pabellón defensivo del equipo. El otro dato que añadir a la etapa de Álex es que tres de sus partidos acabaron a cero en su portería, con 6 goles encajados en 720 minutos. Por el camino, 22 paradas con un valor del 84.0% de efectividad en sus acciones. Algún error, como es lógico, pero muchas dosis de confianza en su labor.

Los buenos equipos deben tener guardianes que destilen seguridad. Permitió Domínguez que con su concurso el equipo no desfigurara su trayectoria y que en la vuelta de Valles había un colega con el semáforo en verde para que la ambición siguiera en todo lo alto.

Domínguez hace buena la teoría de que son tan importantes los que actores principales como los de reparto para que el producto sea el mejor.