Manuel Borrego

Álex Suárez debió ser el niño másobsesivo en su carta a los Reyes Magos. Todos los años pedía lo mismo: Quiero ser jugador de la Unión Deportiva Las Palmas. De esa forma solo se podría explicar el por qué durante tanto tiempo rechazó opciones diversas, incluso con insistencia desde un vecino ‘país’. Y se empecinó en no abandonar la letra de sus peticiones hasta que por fin logró que los de Oriente le dejaron la licencia con la que tanto soñaba.

Claro que Álex Suárez tiene sus padrinos en la casa amarilla, que empiezan por Tonono Rodríguez al repescarlo para el proyecto de filiales en 2016 cuando entonces tenía 23 años. Había creado un camino como integrante de un Villa de Santa Brígida que estuvo a pocos minutos del ascenso a Segunda B en el play off de campeones ante el San Sebastián de Los Reyes. Luego se empeñaron en él otros técnicos como Manolo Márquez y especialmente Juan Manuel Rodríguez, que logró ubicarlo como uno de los mejores centrales de la Segunda División B.

A Suárez no le importó mantenerse en el filial con una edad por encima de los límites para el tránsito hacia el primer equipo durante la temporada. Seguía empeñado en completar su etapa con el primer equipo grancanario hasta que, por fin su sueño, se hizo realidad. Cada prueba la superaba con nota y en el listón de los profesionales no defraudó.

Con la llegada de García Pimienta pasó a entrar en el grupo de los injustificados reservas. El propio entrenador lo admitía, aunque debió deshacer sus propias convicciones cuando durante esta recién finalizada temporada comprobó que con Álex hay que contar para cualquier propósito.

En el ascenso a Primera, Suárez apareció en 40 de los 42 episodios; ni una mala cara cuando ejerció desde el banquillo, en un lateral derecho o cuando fue relevado varias veces en el descanso por una decisión táctica. Álex era el mismo en cualquier circunstancia, sin abandonar su leyenda personal que empieza por “primero el escudo”.

Alex llega a la Primera División con 30 años de edad. Pero los primeros espadas de Segunda, desde Soldado, Raúl García, Rubén Castro o el Búfalo Villalibre supieron que el pesado de Suárez es de otra materia. El marcaje al delantero del Alavés en el partido más importante de la temporada, el del ascenso, fue memorable. Los mejores delanteros de la Liga ya entraron en sus noches de amarillo.