Héroes de 2022-23 (16)

El año sorpresa de Álvaro Lemos
18/06/2023

Manuel Borrego

 

2022-23 ha sido el año deportivo menos visible para Álvaro Lemos desde que se incorporó al proyecto de la UD Las Palmas. Solo en cuatro oportunidades estuvo en la foto inicial de un partido disputado en el Estadio de Gran Canaria, de un total de 9 presencias en el once de García Pimienta. Pero llegó a tiempo para hacerlo el día en que su equipo iba a sellar el ascenso a la Primera División, el pasado 27 de mayo, contribuyendo con todos los argumentos que requería el momento.

 

Esa fecha de 2023, junto a la de su estreno en Primera con el RC Celta en 2017, son las dos más importantes en la carrera profesional del diestro gallego. Cuando llegó a la UD Las Palmas en el verano de 2018 quizá no imaginó que su etapa iba a prolongase al menos un lustro y que el objetivo del equipo se iba a conseguir de esta forma sorpresiva en su caso: apareció en el momento en que había que dictar sentencia.

 

Fue la temporada en la que actuó durante menos minutos (1174), pero estuvo en los más importantes. Y en la participó menos en disparos (19), aunque contribuyó con un gol importante (frente al Leganés) y una asistencia.

 

Sin embargo, el legado que deja el futbolista gallego en este ascenso tiene que ver con la seguridad ofrecida en su posición durante partidos tan decisivos como los de la recta final. Los del momento de la verdad. Lemos entró en las combinaciones del ascenso cuando se produjo la rotación de Alex Suárez al centro de la defensa por la lesión de Eric. Se lo había puesto difícil su antecesor, pero Álvaro sacó la empresa con nota la última prueba.

 

El compostelano había esperado cinco años para este momento. Y lo pudo disfrutar con la mayor intensidad posible porque la Unión Deportiva Las Palmas se ha convertido en el equipo que marca su vida profesional, más allá de las motivaciones patrióticas de su etapa celeste.

 

A la Primera División retorna con una edad espléndida (30), con 152 partidos de amarillo y con una labor que podría no generar argumentos de un debate. Porque Lemos tiene piernas, experiencia y sentido de pertenencia suficientemente arraigados como para demostrar que la liga cúspide ya no es un reto, sino el destino.

 

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