Manuel Borrego

A los captadores y formadores de la UD Las Palmasse les habrá puesto los dientes largos este miércoles cuando observaron la actuación madura de Álvaro Killane (18) en el amistoso contra los bucaneros del Orlando Pirates.

El portero hispano-argentino, criado desde chiquito en la UD Las Palmas con paso estival por los clinics de Serportero.com, fue uno de los protagonistas del primer amistoso de la pretemporada, mostrando que esa línea de guardametas de filiales tiene argumentos para mantener abierto el puente que conecta el Anexo con el Gran Canaria.

Apenas hace un año, Killane estaba sellando en el consulado de Canarias su pasaporte albiceleste, semanas antes de incorporarse a la selección juvenil de Argentina para ser observado por Mascherano, el técnico responsable. Ya fue un sueño personal el vivido en el torneo de Alcudia, que luego prolongó con la excelente temporada del División de Honor juvenil de la UD Las Palmas donde él fue protagonista.

Cuando se hacen cálculos de la confección de una nueva plantilla, en la UD Las Palmas hay que mirar a filiales. No hacerlo traicionaría la propia esencia del club. Y si aparecen jugadores tan interesantes como Álvaro, al igual que en fechas recientes lo fueron Josep, Valles o Domínguez, no hay que cerrar los ojos.

Al mencionar el nombre de Killane como un jugador que tiene en cuenta el técnico García Pimienta, hay que considerar también que acaba de incorporarse al fútbol senior nacional, que todavía no ha jugado partido en Tercera RFEF y que su margen de mejora es un asunto evidente.

Pero verlo con tanta personalidad ante los sudafricanos, evitando en un puñado de veces que los bucaneros abordaran la portería de la UD Las Palmas, es señal de esperanza. La aparición de Killane puede explicar la marcha de algún otro portero que ha hecho un tramo notable en el filial, como es Javi Cendón (nuevo fichaje del Hércules CF). Lo de Moha Ramos parecía más evidente.

Killane se hizo grande en su primera aparición amistosa con los profesionales. Como Raúl Lizoain, en su día, ha ido transitando etapa a etapa en la casa, quemando ciclos y abriendo nuevos. Hay que recetar paciencia y trabajo porque sus guantes prometen también hacerse más grandes.