B. Pérez
El penalti señalado a la UD Las Palmas en Mestalla cobra vida. Porque el criterio aplicado por un toque al balón con la mano de Javi Muñoz en el área amarillo fue el argumento del máximo castigo con el que el Valencia sentenció el partido 1-0. Así lo propuso el colegiado de VAR (Pizarro Gómez) y lo aceptó el de campo (Iglesias Villanueva).
Ese asunto quedó abierto porque no convenció a los jugadores grancanarios. Apenas ha tardado dos semanas en ser recordado. Y es un debate que se mantiene vivo porque una jugada similar en el estadio de Montilivi, con el contacto manual al balón de Julián Araujo, no fue considerado por del Cerro Grande (VAR) para la emisión de un nuevo penalti.
Sin embargo, el colegiado Busquets Ferrer les dijo a los protestantes jugadores del Girona: “Sigan, sigan”. ¿Quién sabe lo que es en 2023 un penalti?.