Opinión
Manuel Borrego
El primer mes de competición resumido en cuatro jornadas ha dejado más sinsabores de los previstos. Ha ocurrido así porque Las Palmas ha merecido más que los dos puntos cosechados en sus empates locales frente a Mallorca y Real Sociedad.
En el primer mes de competición lo que no se ha producido es un descalabro amarillo, porque ningún rival pasó por encima del equipo de García Pimienta. Sus derrotas fueron mínimas y por instantes puntuales aciagos; el propio y el que decide la sala VAR.
Pero también en el primer mes de competición hay mucho anotado porque el factor de mejora es amplio. Todo se refleja en la producción ofensiva tan baja con solo un gol y de penalti, además de ser el equipo de Primera con menos munición gastada hacia la portería rival (22 disparos).
El breve parón de la Liga por la ventana FIFA ha sido un alivio, no solo para recuperar piezas que pueden optar a tener su hueco sino para despejar la mente especialmente después del último impacto en Girona, que fue duro.
El primer mes de competición es como la vuelta de reconocimiento, aunque el calendario se presenta exigente, con la visita a un apurado Sevilla que tampoco explica cómo a estas alturas está con el kilometraje a cero.
Septiembre está en marcha y los mismos retos de hace un mes, vivos.