Opinión
Manuel Borrego
Admitimos que en el 99,99999% de las ocasiones nos hemos sentido al hilo, identificado, con las respuestas que suele ofrecer el entrenador de la UD Las Palmas, Xavi García Pimienta, sobre la versión de los hechos, sus actores y el momento que atraviesa su mando desde que arribó al proyecto grancanario.
El técnico ha sabido sortear con bastante habilidad las típicas preguntas incómodas, las improcedentes e incluso las incesantes cuando ni siquiera venían al caso. Este viernes, antes de la recepción al Sevilla FC, apareció esa respuesta que se enmarca en su 0,00001% y que rescató nuestra perplejidad y/o sorpresa. Y no solo por la contundente respuesta, sino por el momento, el elegido en la pregunta y la propia comparación.
Porque el entrenador del equipo amarillo no tenía necesidad alguna de calificar la labor de Pau Ferrer en el filial de Tercera RFEF (22 goles) con una comparación. Quizá el Pimienta que esperábamos era el de siempre: generoso con el jugador, con su trabajo y con tacto especial con un futbolista de cantera. Eso habría sido lo menos polémico o lesivo.
Quizá pudo decir que “hay que dejar a Pau Ferrer centrado en su equipo, que se está jugando mucho”, quizá “está trabajando bien y la competencia que tiene arriba es fuerte” o quizá “lo conozco perfectamente porque sigo las actuaciones del filial, ya debutó conmigo en la Copa y tengo presente su nombre para cuando las circunstancias sean propicias”.
Seguramente cualquiera de estos tres últimos argumentos podría pensarlo el técnico del primer equipo amarillo, porque han sido ciertos hasta ahora. Pero este viernes no lo hizo y sembró una polémica inesperada con su frase: “Tenemos mejores delanteros que Pau” en el primer equipo; frase que debería arreglar …
Debería arreglarla porque con ese mensaje no aporta nada a un club que cree en la producción de su/s filial/es y que necesita que Pau y todos los que están en el peaje del puente al Estadio de Gran Canaria no tengan la sensación de que el esfuerzo no tiene un valor en las jefaturas.
Quizá, señor Pimienta, el domingo pueda ser un buen día para decir aquello de “se interpretaron mal mis palabras”. Eso sería saludable y lo más justo.