La previa
Manuel Borrego
La segunda munición directa de permanencia la utilizará este domingo la UD Las Palmas. Lo hará en el escenario más caliente de la jornada y no solo porque están en juego los intereses del equipo amarillo canario. Lo es porque una puntuación o victoria visitante es el sellado a Segunda División del Cádiz. Y de reojo, mirando el resto de seguros (no presuntos) implicados: Rayo, Celta y Mallorca.
Es esta una de las pruebas más importantes a la que se ha sometido la generación que lidera Kirian Rodríguez. Nunca se habían visto en este trance de salvar una categoría y hacerlo ante un rival que tiene un cuchillo entre los dientes porque para los gaditanos sí es una tarde a vida o muerte.
Los dos conjuntos coinciden en algo tras la última jornada. Han ganado confianza con sus actuaciones ante Sevilla y Betis, respectivamente. Pero existen precedentes que en el primer cruce entre ambos condicionaron el partido disputado en el Estadio de Gran Canaria.
Uno de ellos será el criterio arbitral a la hora de enjuiciar las faltas que cometa el Cádiz, porque esa fue la fórmula de parar a los amarillos isleños en la primera vuelta. El equipo que ahora dirige Mauricio Pellegrino es el tercero que más infracciones comete (554), con un promedio de 15,3 faltas por partido. Y ya se sabe que contra esa herramienta -la de jugar al límite del reglamento- el modelo de la UD Las Palmas se puede resentir.
García Pimienta ha tenido menos tiempo que su colega rival para preparar el encuentro. Pero quizá no encontró motivos para alterar el once que actuó frente al Betis, con una intensidad e intención acorde a un equipo que quiere cerrar su salvación matemática.
El última factor es el ambiental, que se volcará en el ánimo a un Cádiz que hizo el ‘milagro’ de ganar en Sevilla … aunque aquel fue ‘una playa’, según admitió un rotativo local. El viejo Carranza no lo será para los grancanarios.