PERSPECTIVAS 2024-25

Oli McBurnie: Centros laterales, batalla y 'un dolor de muelas'
B. Pérez
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18/08/2024
Nianzou y Oli McBurnie, el duelo estelar en el área del Sevilla durante el partido inaugural de la Liga (C. Torres)

El escocés se gana de inmediato el favor de los aficionados de una UD que simboliza la renovación del estilo con su ariete con molde británico

Era sencillo pronosticar que un jugador del perfil como el que presenta Oli McBurnie (28) puede tener una vía directa emocional para ganarse el favor de los aficionados de la UD Las Palmas. Porque la grada no duda en estimar la lucha de un guerrillero que con la brega incesante compensa carencias tan asociadas al ‘jobo bonito’ que destila el equipillo.

 

Y el escocés, en su presentación como jugador amarillo en el Estadio de Gran Canaria, logró arrancar la ovación y la admiración de aquellos que van a empujarlo con su aliento en el año de su estreno en la Liga. McBurnie fue un auténtico ‘dolor de muelas’ para los defensores del Sevilla, que no tuvieron un instante de relax en la noche del viernes. En sus 86 minutos dio trabajo abundante a los centrales Nianzou -especialmente- y Gudelj, con una producción propia de un disparo al poste y forzar el tanto del 1-1 en la primera parte. Porque si el sevillista Nianzou no bate a su compañero Nyland, lo habría hecho el delantero debutante en la UD.

 

 

Sus funciones como ariete tradicional descubren el sensible giro del estilo futbolístico que encamina la era Luis Carrión. Hay otro dato general del partido que describe la labor de McBurnie: Ganó 5 duelos aéreos de los 11 que sus compañeros le propusieron en esos 86 minutos. El juego con balones bombeados no se va a desestimar esta temporada en la UD Las Palmas y la labor de Oli McBurnie debe ser crucial. Sus dos últimos años en el Sheffield también lo avalan: En 2023-24 ganó 110 duelos aéreos y cedió 113, mientras en 2022-23 ‘empató’ con los defensas rivales a 163. De alguna forma, estaba en su oficina de trabajo ante los zagueros de García Pimienta.

 

 

El atacante amarillo admitió haberse sentido identificado con su labor y con lo realizado por sus compañeros. En su cuenta personal, lo resumió diciendo que “disfruté mi primer juego (partido) con mis hermanos”. Esos estilos en teoría tan antagónicos como son el tradicional de la UD y el fútbol directo en el que se puede mover McBurnie tienen que alinearse. Para que un rematador como él pueda disfrutar tiene que haber batalla, centros laterales y posiciones ganadas. De todo eso dejó solo se habría visto el botón de muestra. Aunque las pistas del verano ya eran evidentes.

 

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