EFEMÉRIDE
Se cumplen 40 años de la hazaña de Luis Doreste y Roberto Molina, primer título olímpico isleño (la clase 470)
En estos días tan bañados por el olimpismo, la memoria deportiva nos hace viajar en el tiempo. Porque la primera semana de agosto de 2024 conserva una efeméride extraordinaria: 40 años atrás, en las aguas de Long Beach, dos canarios y un barquito llamado Sancocho firmaban el mayor éxito olímpico del deporte de las islas hasta ese momento.
En la noche del 7 de agosto de 1984 llegaba la confirmación de una noticia que se venía fraguando en la competición de la clase 470. El grancanario Luis Doreste(patrón, entonces 23 años de edad) y el lanzaroteño Roberto Molina (proel de 24 años) pisaban tierra en el varadero del Long Beach Shoreline Marina and Harbor como campeones olímpicos en los Juegos de Verano celebrados en Los Ángeles.
Los dos navegantes isleños lo hicieron tan extraordinariamente bien que anticiparon una jornada el logro de su histórica medalla de oro, convirtiéndose además en los únicos españoles que hicieron sonar el himno nacional en aquella edición olímpica.
Cuarenta años ya de aquel memorable momento. El dúo Doreste y Molina habían logrado en las regatas dos victorias y habían logrado un segundo, tercer y quinto lugar. En la prueba que les dio el título zarparon con la intención de vigilar a sus rivales directos, los estadounidenses Stephen Benjamín y Cristopher Steinfield, pero no podían perder de vista qde los franceses Thierry Peponet y Luc Pillot. La novena plaza fue suficiente, sin necesidad de disputar la séptima y última regata.
La medalla de oro de los dos isleños fue el mayor logro de España en Los Ángeles 1984. España añadió en su medallero dos platas (del equipo de baloncesto y del doble scull de remo formado por Fernando Climent y Luis Lasúrtegui) y otras dos preseas de bronce (correspondientes al 1.500 del atleta José Manuel Abascal y del C2 de remo compuesto por Enrique Míguez y Narciso Suárez).
El 470 ya es un mito desaparecido
Luis Doreste y Roberto Molina decidieron bautizar con el nombre de Sancocho al barco 470 con el que competirían de forma tan exitosa en Los Angeles. Se decidieron por este velero y no con otro a disposición porque éste tenía las medidas muy justas y había riesgos en la competición, recordaron a este redactor los protagonistas de la hazaña.
La propiedad de Sancocho era de ambos, aunque en 1986 decidieron la venta cuando Roberto Molina se mantuvo en la clase 470 como proel del balear Jordi Calafat. El traspaso de la embarcación se tasó en unas quinientas mil pesetas de la época (3.000 euros) y su nuevo propietario era un deportista que empezaba a navegar en el Club Marítimo de Barcelona.
Pasados los años, la última vez que fue visto Sancocho -ya con otro nombre- fue en un varadero de Arenys de Mar. Su pista, desde entonces, se perdió.
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