Paqui Hernández, bandera isleña en la invasión del hockey
Manuel Borrego
Manuel Borrego
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26/03/2025
Paqui Hernández, con su stick de hockey de los años setenta en el campo de hierba de Siete Palmas (C. Torres)

* En los años setenta fue la introductora del stick en Gran Canaria y en 1979 se convirtió en la primera presidenta directiva del deporte español

Fotos: C. Torres

 

“Cuando veo estas instalaciones de hockey hierba en Siete Palmas se me saltan las lágrimas, pero de alegría. Han sido muchos años de lucha por el deporte y todo esto le da sentido a ese esfuerzo”. Ella es Paqui Hernández Pérez (Arucas, 29 de octubre de 1945), intrépida aventurera que un día tuvo la feliz idea de importar a Canarias esa británica actividad con bastones de maderas, bolas, protecciones y pequeñas porterías en las distintas modalidades del hockey.

 

Podría parecer que toda aquella iniciativa fue fruto del azar, cuando quizá es la obra del destino. Ocurrió que la inquieta Paqui había acudido a San Sebastián a disputar en representación de la provincia oriental unos campeonatos de balonvolea, como miembro del equipo Medina Las Palmas. Y, tras uno de los partidos, en las instalaciones polideportivas de Anoeta, observó algo que le llamó la atención. Así lo cuenta para los lectores de Tinta Amarilla:

 

 

“En una cancha estaban jugando un deporte que nunca había visto. Me quedé paralizada y pregunté a las personas que estaban observando de qué se trataba. Hockey sala, me dijeron. Le dije a mis compañeras que regresaran al alojamiento porque yo me quedaba para comprender las normas del juego y todo lo demás”. 

 

Ese fue el inicio de todo lo que el hockey representa actualmente para el deporte de Gran Canaria. Paqui regresó a la isla pensando en lo que había visto, en un trayecto que daba mucho para ello. Había llegado a la Bella Easo en barco hasta Cádiz, en coche luego hasta Madrid y en tren hasta el destino. A la vuelta, por la misma vía, ya tenía claro su propósito. Aunque quizá nunca imaginó las dimensiones que alcanzaría la colecta de aquella idea.

 

Los inicios de Paqui Hernández en el balonmano, en Arucas.

En el centro de pie y a la izquierda, su hermana María Isabel

 

Los inicios en volei y balonmano

 

Paqui Hernández es la mayor de seis hermanos -cuatro de ellos varones-. “Mi padre era de Arucas y mi madre, de La Goleta”. De siempre sintió que su mundo estaba en el juego deportivo, aunque “en aquella época la mujer en el deporte no estaba bien visto realmente. Digamos que muchas personas estimaban que era una actividad masculina. Sin embargo, tengo que decir que mis padres me apoyaron en todo lo que hice. Y quizá por ello tuve estas alas”.

 

 

El vuelo de la joven Paqui había comenzado con el voleibol y también balonmano, aunque “incluso practiqué atletismo. Todo ello en las instalaciones deportivas de Arucas. En aquellos años no tenían nada que ver con la calidad que tienen ahora”, recuerda. “Pero eso no impedía que con doce años practicara la actividad física que tanto me gustaba”. Un equipo de baloncesto, otro de balonmano y de atletismo brotaron del colegio de las monjas de Arucas, organizados todos por Paqui Hernández.

 

En el balonmano coincidió con su hermana María Isabel, con una dificultad añadida para todas porque “el balón era tan grande y de cuero como los de fútbol. Costaba mucho dominarlo”.

 

 

Cambio a los 19 años

 

El primer volantazo importante de su vida se produjo cuando ya tenía los 19 años de edad, momento en el que regresó de La Laguna para incorporarse al cuadro académico del Instituto Isabel de España como profesora de Educación Física. “Tengo una anécdota de ese primer día porque me echaron de la sala de profesores. La jefa de estudios vino y me dijo: “Este no es lugar para las alumnas”. Se había confundido, sin duda porque yo era muy joven entonces”.

 

Durante 13 años, Hernández Pérez ejerció en este destino. Fue como profesora de gimnasia cuando se produjo la impactante conexión personal con el hockey en San Sebastián. “Practicaba voleibol a la vez que era profesora”, indica. “Pedí información para hacer en Madrid el curso de entrenadora de hockey y convencí a una compañera para que también participara en él. Le dije: Si tú no vas no tendría sentido que formara un equipo para no competir contra un rival. Y así fue como formamos el Isabel de España A y B de hockey. Más tarde, con la aceptación que tuvo este deporte entre las alumnas, tuvimos equipos C, D, E, F, … El hockey había entrado de lleno”.

 

 

En Las Canteras, con marea vacía

 

Más tarde los sticks se trasladaron también al Instituto del Puerto, desde donde brotó el actual club UD Taburiente guiado por la misma línea impulsora. “En aquel momento hablábamos de hockey sala o hockey en general, que se jugaba en tierra. Realizábamos los entrenamientos en los campos de tierra del Pepe Gonçalves o López Socas, también en un estanque de barro que había en El Toscón o en la misma playa de Las Canteras cuando la marea estaba baja. Era muy divertido jugar en la arena rubia”.

 

Claro que, sin una superficie uniforme como se conoce en la actualidad, el hockey era una actividad para equilibristas. “La pelota en tierra tenía un bote condicionado por las piedras que encontraba en su camino. El control era diferente porque había que hacerlo colocando el stick en horizontal, como cuando se hace la recepción en un penalti córner. Todo era muy complicado, pero a nosotras nos daba igual porque superábamos la adversidad con la ilusión”.

 

 

Incluso el material había que buscarlo más allá de nuestras fronteras marítimas. “El stick de entonces era de madera, muy pesado pero fuerte. Todo se lo comprábamos a un señor paquistaní en Madrid”, recuerda. “Y también financiábamos parte de nuestros gastos con el tabaco que llevábamos en los viajes. Yo tenía una hilera de compradores en los estancos de la Gran Vía. Viajaba con 35 cartones y con ese dinero extra pagábamos el desplazamiento y el alojamiento en una pensión cerca de Callao. De esta manera podíamos ir a competir y a aprender. Y así durante muchos años”.

 

Primera mujer presidenta en España

 

Paqui era un alma indomable. Abanderó esta cruzada del stick y hasta tal punto se involucró que en 1979 se convirtió en una persona especial para el deporte de España: Fue elegida como la primera mujer directiva nacional en presidir una federación deportiva. 

 

“Teníamos un problema importante. En un primer momento la Federación Española de Hockey nos permitió que a través de Sevilla pudiéramos tramitar las licencias federativas para poder competir. La verdad es que encontramos todo tipo de facilidades por parte de nuestros amigos andaluces”, matiza.

 

Pero “llegó el momento de ser nosotros mismos ante el país. Y fue entonces cuando pasé a ser la primera presidenta de la Federación Canaria de Hockey. Alguien tenía que serlo” … y, claro está, ahí estaba Paqui en primera línea para asumir la responsabilidad.

 

 

 

El nombre de Teror por todos los rincones

 

Para entonces, Paqui Hernández ya ejercía como profesora en Teror, aunque no por deseo personal. “En 1976 me destinaron a Teror. En aquel momento salir del Isabel de España fue un palo personal, porque ya estaba inmersa en una labor que había durado muchos años y que estaba bien asentada. Mi marcha se debió a que me negué a acudir en representación del profesorado provincial al entierro del Caudillo, Francisco Franco, unos meses antes. Dije que agradecía la invitación, pero que no me apetecía estar presente en ese acto”.

 

“La persona que dirigía el deporte escolar de aquella época tomó esa decisión porque no le sentó bien mi respuesta”, afirma. “Mis compañeros fueron a hablar con él y le pidieron que no rompiera mi labor en el instituto, que estaban muy satisfechos conmigo. Pero la respuesta fue contundente: Esa misma labor la puede hacer también en Teror”.

 

En realidad, así ocurrió. “Cuando llegué a Teror me encontré a una monja dando una clase de gimnasia en el patio. No había nada más en el pueblo, salvo el fútbol. Entonces me puse manos a la obra. Los padres recibieron de buen grado al hockey y allí formamos un excelente proyecto deportivo, que dominó los campeonatos de Gran Canaria en los años sucesivos. Puedo decir que el nombre de Teror llegó a muchos rincones de España gracias al hockey”, puntualiza.

 

 

Aunque Paqui, con su largo anecdotario de hechos, también cuenta uno propio de esta época: “En algunos sitios de la Península se confundían con nuestro club, al que denominaban Club de Hockey Terror. Nosotros nos lo tomábamos con filosofía”.

 

A Paqui Hernández no la han logrado frenar. Jugadora que fue en distintas modalidades, entrenadora de hockey baloncesto, colegiada arbitral también, directiva, Hija Predilecta de Arucas, Hija Adoptiva de Teror en 2017, insignia de Plata de la Federación Española de Hockey, ... ¿Qué más?. Aún hoy busca nuevos horizontes deportivos, con alianzas, desengaños y muchos recuerdos. La fotografía ornitológica o la astronomía no tienen por qué estar huérfanas en una vida tan apasionada como apasionante.

 

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