EFEMÉRIDE

Quique Wolff: El audaz fichaje del capitán de Argentina
Manuel Borrego
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01/08/2024
Aragón Cabrera, presidente de River, con Antonio Betancort y Quique Wolff desde Buenos Aires a Gran Canaria, en 1974 (Archivo: N.R.)

El 1 de julio de 1974 García Panasco llegaba a Buenos Aires para cerrar el acuerdo con River Plate que fraguaría en el traspaso del emblemático jugador bonaerense

El 1 de agosto de 1974 aparecía en los diarios grancanarios una breve nota que era anuncio de una audaz gestión realizada por la UD Las Palmas: “García Panasco viaja a Buenos Aires”. El secretario general del club amarillo, ligero de equipaje, tenía como misión cerrar un acuerdo para la contratación de un “fichaje de envergadura”: El capitán de la selección de Argentina, Quique Wolff, con problemas en su club y tentado desde hacía varias temporadas por equipos internacionales.

 

La operación Wolff fue un éxito completo del club grancanario, que había enviado como avanzadilla hacia la capital argentina a su secretario técnico, Antonio Betancort. El también capitán de River Plate había abanderado una reclamación colectiva de sus compañeros, con anuncio de posible huelga de jugadores en vísperas al torneo metropolitano. Y el club millonario decidió apartarlo de sus planes en espera de la resolución del problema.

 

Pero las posiciones estaban encasquilladas. En el modesto club isleño vieron una oportunidad de añadir a su plantilla a un futbolista que un año antes había conocido la afición grancanaria: Argentina jugó un amistoso en el Estadio Insular. Wolff, también con la cinta de capitanía en su brazo izquierdo, no había pasado inadvertido y su nombre quedaba subrayado, aunque con un ‘improbable’ como contratación en el expediente económico.

 

Antonio Betancort ya había avanzado gestiones con el presidente de River, Rafael Aragón Cabrera, y quedaba el remate final con el emisario Jesús García Panasco. Aunque la agencia Alfil llegó a divulgar desde la capital argentina detalles de la operación, lo cierto es que el sigilo de la UD Las Palmas hizo que el traspaso constituyera un éxito pleno no sin la labor de convencer al club promotor y al propio futbolista.

 

Venía de jugar el Mundial de 1974

 

La secuencia de los hechos giró poco a poco en dirección a los intereses del club grancanario. El polivalente centrocampista o lateral derecho era una pieza fija en la selección albiceleste dirigida por Vladislao Cap, que recientemente había disputado la fase final de la Copa del Mundo de 1974. Argentina no estuvo a la altura, pero sus jugadores seguían estando en la más alta cotización. En los campos de juego de la entonces Alemania Federal, Wolff había coincidido con el ya amarillo, Daniel Carnevali, y con su futuro compañero en la isla, Miguel Ángel Brindisi.

 

Wolff había terminado su concurso mundialista el 3 de julio de aquel año, tras el partido frente a la ahora extinta República Democrática germana (1-1), en el Parkstadium de Gelsenkirchen. A su regreso a Buenos Aires le esperaba en su club un litigio interno que, en realidad, le abría una puerta a salir de la entidad. Pese a todo, Cap lo había convocado para jugar con Argentina un partido frente a Paraguay en Asunción, el 7 de agosto. El problema con River no tenía una proyección en la albiceleste.

 

Había un segundo obstáculo para que Quique Wolff pudiera salir hacia otra Liga en aquellos días. La AFA había establecido un límite de edad (a superar) para los jugadores emigrantes a Europa u otros países. Argentina estaba iniciando la preparación del Campeonato del Mundo de 1978 en el que ejercería como país organizador y, por ello, los futbolistas internacionales menores de 26 años no tendrían autorización institucional para abandonar su Liga. El objetivo era tenerles a disposición para preparar partidos y/o entrenamientos sin necesidad de realizar los viajes desde Europa. Esa condición tampoco la cumplía Quique Wolff (21 de febrero de 1949), que al negociar con Las Palmas aún tenía los 25 años de edad. Pero esa segunda cuestión tampoco acabó por ser impedimento al salir Wolff de los planes mundialistas futuros.

 

80.000 dólares por una estrella

 

Las Palmas fue paciente, aunque en aquellos días de las negociaciones en Buenos Aires una noticia iba a impactar en la sociedad grancanaria. El 4 de agosto de 1974 fallecía el presidente del club, Juan Trujillo Febles, que llevaba 16 años al frente de una UD Las Palmas. Con él al frente, el equipo había llenado su expediente nacional con grandes éxitos, no repetidos hasta ahora en 75 años de historia. De forma accidental asumía la presidencia Pedro del Castillo y Bravo de Laguna, aunque el vicepresidente Atilio Ley Duarte iba a liderar las acciones directivas de la entidad -posteriormente la presidiría-.

 

Tras el sepelio de Trujillo Febles, la ‘operación Wolff’ se reactivó de pleno. García Panasco se había reunido con Aragón Cabrera y había logrado un documento de preacuerdo, que la directiva del club canario debía ratificar a su vuelta. River Plate, según las fuentes periodísticas argentinas, había aceptado el traspaso de su capitán, mientras quedaba por resolver la prima de fichaje y salario del propio Quique Wolff. El jugador se mostró dispuesto a venir a Gran Canaria, dejando atrás sus años de éxito desde su debut en Primera el 16 de julio de 1967 con Racing de Buenos Aires.

 

El 5 de agosto de 1974, el corresponsal en Buenos Aires de la agencia Alfil rebotaba otra información en la que aseguraba que la UD Las Palmas había logrado ya la adquisición del jugador internacional de River Plate. Añadiría, según fuentes de la directiva bonaerense, que la UD Las Palmas abonaría en la operación 80.000 dólares de la época (4,5 millones de pesetas al cambio) y que el futbolista recibiría 900.000 pesetas en concepto porcentual de su fichaje, al margen de un salario que rondaba las 150.000 pesetas mensuales (900 euros actuales). Estos datos serían luego refrendados al producirse su firma.

 

La UD Las Palmas no confirmó la adquisición del futbolista hasta el 12 de agosto, fecha en la que García Panasco obtuvo de los dirigentes del club el ‘sí’ de la operación económica. Para ello se celebró una reunión extraordinaria en Pío XII, con “una decisión unánime para fichar a Wolff”, en palabras del propio Atilio Ley.

 

Gran expectación a la llegada

 

Quique Wolff, que entonces estaba en el final de sus estudios de Ciencias Económicas, volvió a pisar tierra canaria en la primera quincena de agosto de 1974. Lo acompañó el histórico presidente del River Plate, Rafael Aragón Cabrera (quien un año después de nuevo bendijo la venida del delantero Carlos Morete) y de su mentor isleño, Antonio Betancort. Wolff no firmó su documentación con Las Palmas hasta el 25 de agosto y el debut oficial se produjo el 7 de septiembre de ese año, frente al Betis (3-1) en partido de Liga. Compartió once con Carnevali, Martín Marrero, Tonono (Noly), Hernández, Castellano, Trona, Páez, Germán, Fernández y José Luis.

 

Desde aquel instante la afición del Estadio Insular empezó a comprobar qué tan extraordinario futbolista había fichado la UD Las Palmas. El destino quiso que su huella fuera imborrable desde el primer día, con tan brillante paso que tres años después el Real Madrid vendría a buscarlo en otra operación de mercado que reportó a la UD Las Palmas 20 millones de las antiguas pesetas. 

 

Aunque, como los grandes de la historia, Wolff en realidad nunca se fue del corazón de los aficionados grancanarios.

 

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