En las dos últimas jornadas tanto el entrenador de la UD Las Palmas como algunos de sus protagonistas hablaron del ‘eco de los resultados’, ese efecto atenazador que mentalmente está afectando al rendimiento en la competición. En el caso de Luis Carrión ha pasado de la negación (“no son 21 encuentros sin ganar, son siete”), a la admisión de que existe una losa por eliminar y ahora a ejercer de coach o psicólogo (“trato de que los jugadores tengan confianza en sí mismos”).

Todo pasa por la mente del futbolista, aunque se reconozca también que casi al cincuenta por ciento la plantilla se reparte entre los que venían de la racha 2023-24 a los que se incorporaron en la de 2024-25. 

Otro tipo de sugerencias en la reparación de los marcadores no se ha comentado. Aunque, en realidad, deben hacerlo de puertas para dentro. Pero ya se sabe que de tanto hablar del lobo, al final aparece. 

Y ningún miembro del vestuario actual de la UD Las Palmas podrá expresar queja alguna del respaldo que están teniendo de los seguidores al equipo, que en un promedio de 26.166 se han mantenido leales en las cuatro primeras actuaciones como local de este ejercicio. La avería no está en las gradas.

Pero esto es fútbol y el balón es insobornable. Si se realiza una clasificación meritoria seguramente la UD Las Palmas estará en la zona templada de la clasificación, porque ha ofrecido momentos muy interesantes en el campeonato. Pero realidad es que sus fallos flagrantes y groseros en defensa, de los que se habla poco o nada recientemente, dan argumentos a la fiscalía de la Liga para que el equipo tenga problemas para salir de su actual condena.

Esa es la realidad. La otra verdad es que esto lo pueden arreglar los jugadores. Y pasa por cambiar la dirección de los partidos. Para ganar al Celta habrá que buscar la perfección en las dos zonas de área. Especialmente para anular a futbolistas tan incisivos y definitivos como Iago Aspas y Borja Iglesias. La primera tarea del equipo en el vigente campeonato, que es dejar la portería a cero, debe ser una obsesión colectiva. Y también técnica.

Para el encuentro Carrión podría recuperar a McKenna entre los lesionados, mientras duda sobre la posibilidad de que vuelva Sandro antes del parón. Las demás piezas, al menos la del once, no deben diferir mucho del que actuó en la primera parte de Villarreal. Fueron los momentos de lucidez en el partido, instantes que con el resultado final a nada sabe.

Es momento de hablar poco, como admiten los jugadores. Menos palabras y hechos que alivien el panorama. De lo contrario, las invisibles leyes del fútbol siempre acaban por aparecer