OPINIÓN
Se acabaron los amistosos y llega la hora de la verdad, aquella en que están en juego los puntos que al final te pueden dar la supervivencia en la categoría, objetivo de esta Unión Deportiva Las Palmas que afronta su 36ª temporada en la Primera División, que este año compartirá con sus Bodas de Platino.
Si tenemos en cuenta que en 75 años el equipo ha estado casi el cincuenta por ciento del tiempo en la élite, podemos reafirmar que es el club de referencia del fútbol canario y así lo seguirá siendo en el futuro.
Una Liga que se afronta con muchos cambios en la plantilla y que dará comienzo sin que esté cerrado el mercado de fichajes, por lo que no es de extrañar que de aquí a fin de mes exista alguna incorporación más y también salidas, entre otras, la de Álvaro Valles. Una pena que el sevillano esté teniendo esta despedida, pero en el fútbol profesional pasan estas cosas. Las Palmas fue un escaparate para que Valles se revalorizara y allá donde hace unos años no lo querían, el Betis, lo quiere ahora a precio de saldo, y la y Unión Deportiva quiere lo que a su juicio le pertenece, y aunque le ha buscado alguna alternativa, el buen portero se empeña en querer fichar por los verdiblancos. Como esto es fútbol profesional que continúe el tira y afloja.
Pero volvamos a lo importante. A ese partido del viernes por la noche en la jornada inaugural del campeonato ante el Sevilla de García Pimienta. Un partido que tiene su morbo al retornar a Siete Palmas el que fuera técnico de los amarillos hasta hace muy poco y que pese a contar con el apoyo y confianza de Miguel Ángel Ramírez que, de hecho, firmaron una renovación (?) a mitad de temporada y así ratificarlo tras el conflicto del técnico y Jonathan Viera, el catalán decidió al concluir el campeonato firmar por el Sevilla, donde las exigencias no son las mismas. La vida continúa y a rey muerto, rey puesto.
Técnico nuevo, Luis Carrión, al que el club espero largo tiempo y por el que había apostado con firmeza, pese a que el Real Oviedo quería que siguiera en el club asturiano para intentar de nuevo el ascenso, tras haberse perdido la ocasión frente al Espanyol. Lo intentaron los inversores mexicanos, pero ya Carrión había dado su palabra a la Unión Deportiva y en esta oportunidad Miguel Ángel se salió con la suya. Ahora serán los resultados los que decidan el caminar del técnico. Ya se sabe, que el termómetro en la competición lo señala si el balón entra o no en la portería contraria.
Se nos antoja una temporada donde la opción de canteranos, pese a todas las manifestaciones que hemos odio últimamente, serán escasas. Una comisión deportiva no ficha doce o trece jugadores foráneos, para luego el técnico mire para lo que tiene dentro del club. Eso sucedería si las contrataciones no dan el resultado esperado, o algún contratiempo llega por alguna lesión, donde ya, antes del inicio del campeonato, tiene en la enfermería al jugador belga cedido por el Sevilla, Januzaj, lesionado en el encuentro amistoso con el Tamaraceite, al igual que el holandés Sinkgraven, que estarán ausentes en las primeras jornadas.
Confiemos en el nuevo proyecto. La ilusión por todo lo alto, consciente de que hay por delante nueve meses donde cada partido es una batalla. Que nadie te va a regalar nada y que la lucha será al máximo. El apoyo de la afición que, desde su fundación hace 75 años, nunca le ha faltado, tiene ante si una nueva oportunidad, pero no buscando un ascenso, sino por una permanencia en la categoría que por derecho, por historia, le pertenece y así se ha demostrado. Que esa pulsera amarilla y azul brille desde el Roque Nublo hasta Maspalomas. Eso, nadie se lo podrá quitar a nuestra afición. La Unión Deportiva celebró sus bodas de plata (1974), con Sinibaldi en el banquillo, en Primera División; en las de oro (1999) consiguiendo el ascenso a la máxima categoría con Sergio Kresic, y ahora, en las de platino, con Luis Carrión, disputando su Liga número 36 en la Primera División. Es para estar orgullosos de este sentimiento amarillo.