El Estadio de Gran Canaria acogerá este sábado único duelo insular de Primera División, en el partido que reanuda la Liga tras el tercer parón por ventanas FIBA. A él acude la UD Las Palmas con mejor cara que en las dos ocasiones anteriores, ubicada incluso por detrás de la barrera que separa la tranquilidad del sufrimiento.

Pero la competición es incansable y la necesidad, insaciable hasta que no se consiga el número de puntos que garanticen la salvación. La dinámica del conjunto de Diego Martínez es ahora correcta, mejor en resultados que en juego incluso. Porque Las Palmas puede ofrecer mucho más de lo que ha expuesto hasta el momento en trece partidos. Pero el movimiento se demuestra andando o la construcción del puente transitando sobre él, como dijo el técnico amarillo.

El Mallorca que regresa al Gran Canaria tiene muchas señales de continuidad del conjunto que abrió la Liga contra Las Palmas en 2023-24. De hecho, las palabras que ofreció Martínez para hablar del rival se parecen a las expuestas en la pasada liga por su antecesor García Pimienta: Rival compacto, exigente en las jugadas a balón parado y especialmente en el control del coloso Muriqi, la referencia de la que todos los adversarios del Mallorca hablan.

Las Palmas debe apelar al momento en crecimiento de los Kirian y Moleiro, a las ganas de gol de Fabio Silva y al aire fresco que viene aportando Manu Fuster, candidato a ocupar una pieza en el once con permiso de Sandro. Y en la zona de retaguardia, las firmes sensaciones que se exhibieron en Vallecas donde los treinta y tantos disparos del Rayo, en realidad, fueron controlados con orden y serenidad. Y por un buen Cillessen que quiere vivir una segunda juventud de amarillo.

El partido tiene un atractivo histórico propio, porque si Las Palmas es capaz de ganar de nuevo habrá igualado el récord de técnico debutante en Primera con el equipo que ostenta José Manuel León, con cuatro victorias en sus cinco primeros encuentros de la temporada 1980-81. ¿Dónde hay que firmarlo?.