El genio de Arguineguín fue la primera venta amarilla no consentida en 1997, tras iniciar un año antes un recorrido que aún no acaba
Manuel Borrego
Lloró Valerón en su despedida del Deportivo de La Coruña, rodeado por Augusto César Lendoiro y algunos compañeros de la plantilla deportivista que acababan de asimilar el regreso a la Segunda División. Se cerraba una puerta, se abrían otras porque a sus 38 años ya cumplidos (Arguineguín, 17 de junio de 1975) no dijo el genio que su lámpara estuviera para un museo. En La Coruña le querían retirar, pues las sesiones de magia pretendían cerrarla en Riazor pero ... Susurraba a su oído el mismísimo David Silva porque le ilusionaba que el paisano Juan Carlos, a quien tanto admiró, acabara sus días profesionales en el City, en la Premier. Ese era un sueño imposible aunque habría deleitado en Manchester esa relación con el balón bañada en sutilezas con la que Valerón encandila a los aficionados que acuden a verle. Qatar y el poder económico de Oriente Medio ejercen también un poder de atracción que le habría hecho reflexionar pero Arguineguín y sus raíces condicionan cualquier decisión. Demasiados años ya lejos de su Reino.
Casi 18 veranos han pasado desde que aquel 21 de septiembre de 1995 Pacuco Rosales, escuchando entonces a su asistente Juan Manuel Rodríguez, le hizo debutar con la camiseta amarilla en partido oficial de Copa del Rey frente al Mensajero. El Silvestre Carrillo de La Palma era el escenario donde una delgada figurita, que tenía una inteligencia sobrenatural para el juego futbolístico, se dejó ver por primera vez entre los profesionales, luego de que un año antes ya se habría ganado la fama con el filial campeón de la Copa Federación a las órdenes de Guillermo Hernández (frente a Balaguer, 1-0 y 1-3).
Entonces era el hermano de Miguel Ángel; jugaba para divertirse y para divertir a sus compañeros. Nunca abandonó esa idea. E irrumpía con cierta intermitencia en el conjunto que luchaba por hacerse un hueco en la Liga Profesional. El fútbol de Valerón encandilaría al mismísimo Turu Flores, a Walter Pico, a Samways y a todos aquellos que supieron saborear ese balompié de alta escuela, a ritmo de antaño pero con decisiones precisas y veloces como era capaz de producir. El Mallorca, con Héctor Cúper por aterrizar, le había echado el ojo y no dejó pasar la ocasión para hacerse con un jugador que podría iluminar la Primera División española.
LA MARCHA POR 300 MILLONES DE PESETAS
Valerón se convirtió en el verano de 1997, apenas con 27 encuentros oficiales en Segunda División, en una marcha no consentida en la UD Las Palmas. Regresaba por aquellos días a la isla procedente de Bari, donde había disputado con España (junto a Manuel Pablo y Toni Robaina, este último entonces en el CD Tenerife) los Juegos del Mediterráneos, en el que había sido su estreno internacional de rojo. Sus hermanos Pedro y Miguel Ángel le esperaban en el Aeropuerto, entre una nube de periodistas. Le hablaron antes y el jugador, ya en el escaparate, nada comentó sobre un futuro que estaba aderezado por rumores sobre la salida de Gran Canaria. Sin embargo, apenas unos días después era presentado en Palma de Mallorca por el doctor Bartolomé Beltrán, tras abonar al completo los 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros) de la cláusula liberatoria que se estipulaba en su contrato hasta 2000 con la UD Las Palmas. La historia había cambiado con su decisión; un par de años después era el propio Miguel Ángel quien probaría de bermellón, con principio y fin en el filial.
Valerón encantó a Cúper y despuntó en el Mallorca, cerrando la temporada con el título de Europa sub'21 ganado a Grecia (1-0, gol de Iván Pérez) en el campeonato de Rumanía. Pero gustó más al Atlético de Arrigo Sacchi, quien en el siguiente ejercicio multiplicaba por seis los beneficios baleares en un segundo traspaso. Era ya hombre de moda en el fútbol español.
A la izquierda: Un momento histórico para el fútbol canario: Valerón, felicitado por sus compañeros Morientes, Helguera y Juanfran después de marcar a Eslovenia. Era el primer gol de un jugador de nuestra Comunidad Autónoma en una Copa del Mundo (RFEF)
LEYENDA
Año a año durante esas 18 temporadas desde su debut, Valerón fue haciendo historia para el fútbol de Arguineguín, de Gran Canaria y de Canarias. Uno de sus logros con la selección absoluta fue convertirse el 2 de junio de 2002 en el primer goleador canario en una Copa del Mundo, en partido disputado en Gwangju (Corea del Sur) frente a Eslovenia (2-0). Ese gol tuvo una gran carga emotiva, porque además Juan Carlos era una de las piezas angulares de la selección que actuaba en el Mundial coreano-japonés que saldó con polémica arbitral en la eliminación de la Roja.
Valerón logró también convertirse en el canario que arrebataba al mítico Tonono la condición de jugador más internacional de las islas, vigente desde el 19 de octubre de 1972 con 22 entorchados. El genio de Arguineguín lo cerró en 2005 con 45 presencias, luego batidas con el actual poseedor de la mejor marca, David Silva (74).
Goles fantásticos, títulos saboreados con el Deportivo en Copa (2002) y Supercopas (2001 y 2002), un ascenso a Primera con el Deportivo (2012) y también tres descensos a Segunda con Atlético (2000) y Deportivo (2011 y 2013). Porque de todo hay en la carrera profesional de Juan Carlos Valerón. 390 partidos en Primera, 66 en Segunda, 48 en Champions, 53 goles en su etapa profesional, .... Y aún quiere más porque el fútbol no se ha acabado para él.
"Si Valerón quiere acabar su carrera con nosotros, no habrá problemas".Fueron palabras de Miguel Ángel Ramírez el pasado 13 de junio durante el transcurso de la promoción de ascenso y en la tertulia organizada por la Cadena Ser. Las ha repetido esta misma semana en el mismo medio. Fue testigo del último paso de Valerón por el Estadio de Gran Canaria, con motivo del homenaje a Omar (q.e.p.d.) entre dos combinados de excelentes futbolistas canarios organizados por él y Jonathan Viera. La tribuna se puso en pie para ovacionarle cuando le relevó el sportinguista Mandi. Quizá esa ocasión no fue la última.
En 1997, luego de concretarse su salida de la Unión Deportiva, Valerón se acercó hasta la redacción de La Provincia para obtener algunas fotos de su etapa como jugador amarillo. Las quería como recuerdo porque el futuro tenía en su horizonte otro/s color/es. Y, ¿quién sabe?, quizá sea capaz de enlazar todos sus episodios con un final desde el principio.
En manos de Valerón, el trofeo de campeón de Europa sub'21 en 1998, ganado en la final frente a Grecia (Archivo personal de Gómez Perlado)